MADRID, miércoles, 19 julio 2006 (ZENIT.org).- «Esta es la hora de los laicos», afirmó monseñor Julián Barrio, arzobispo de Santiago de Compostela, y presidente de la Comisión de Apostolado Seglar de la Conferencia Espiscopal Española al inaugurar la Asamblea Plenaria de la Institución Teresiana, el pasado día 15 de julio, en Los Negrales, cerca de Madrid.


Participan en esta Asamblea 122 asambleístas de la Institución Teresiana, provenientes de treinta países de cuatro continentes.

Monseñor Julián Barrio subrayó a los participantes que San Pedro Poveda, fundador de la Institución, «apoyó la presencia de los seglares en la sociedad contemporánea, pidiéndoles que fueran hombres y mujeres de vida interior intensa y que supieran vivir a la intemperie, siendo ‘cristianos todo terreno’».

El arzobispo Barrio recordó que hoy en la Iglesia se oye con frecuencia que «esta es la hora de los laicos» y que ya es proverbial esta manifestación: «La nueva evangelización se hará sobre todo por los laicos, o no se hará».

Invitó a los presentes «a acudir a la cita con nuestro tiempo como lo hizo San Pedro Poveda». «Así lo hizo él --añadió--, ‘en momentos en que el debate entre modernidad y fe, cultura y religión, vida cristiana y vida profana estaba planteado de modo arduo’».

Señaló «los prejuicios anticristianos», «la progresiva invasión de la racionalización en la vida natural y social» y el «relativismo nihilista» como desafíos que hacen que «al cristiano se le tolere si es transigente con la cultura y la ideología dominante».

En medio de esta situación cultural, el arzobispo invitó a los presentes a «volver a encontrarnos, a ser nosotros mismos, a descubrir nuestros orígenes y a avivar nuestras raíces».

Por su parte, Loreto Ballester, directora general de la asociación, en su discurso inaugural, indicó que «la Institución Teresiana que aquí está congregada, muestra en este Siglo XXI ‘el camino nuevo abierto en la Iglesia’, en expresión de San Pedro Poveda».

«La Institución Teresiana --añadió--, ha hecho el encargo a esta Asamblea de desplegar su capacidad evangelizadora, con líneas de misión y de compromiso para el crecimiento de la Obra y su desarrollo como unidad asociativa, acogiendo todo el proceso participativo realizado en cada lugar. Esta es la tarea que nos convoca».

Indicó que es parte importante de estos días «el encuentro, el conocimiento recíproco, la búsqueda por hacernos sentir unos a otros la realidad de nuestro tiempo, porque aunque la Institución Teresiana no es grande, sí es muy rica en diversidad de contextos y culturas, en experiencias de vida».

«Apropiarnos de la Institución, en su espiritualidad y en su vida encarnada
en países y contextos, es también sentir de modo concreto con la Iglesia en su dimensión universal y local, como sentían Pedro Poveda y Josefa Segovia», recalcó Loreto Ballester.

La directora general invitó a los participantes a «mirar nuestro tiempo a la luz de experiencias fundantes de nuestra fe y de nuestro carisma, y comprometernos con él».

«Nos reconocemos en un mundo en cambio, en el que los significados que dan consistencia a la vida personal y a la vida como asociación, necesitan perspectivas nuevas, mediaciones, lenguajes», indicó Ballester.

Y subrayó que el lema de esta Asamblea supone un desafío: «Ved la misión que se os confía. Institución Teresiana: ¡Cree!, ¡sueña!, ¡arriesga!».

Durante el acto inaugural, el arzobispo Barrio leyó el mensaje enviado a los asambleístas por el presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, monseñor Stanislaw Rylko.

En su mensaje, el presidente del Consejo Pontificio para los Laicos cita el llamamiento hecho por el Papa Benedicto XVI en Pentecostés a todos los movimientos y nuevas comunidades a que sean «escuelas de libertad».

«Esta invitación --dice el mensaje-- toca de manera particular vuestra Institución y vuestras asociaciones dedicadas al servicio de la educación, de la evangelización de los jóvenes y de la cultura y os exhorta al desafío de seguir construyendo en este siglo XXI verdaderas escuelas de libertad».

Refiriéndose al fundador de la Insritución Teresiana, san Pedro Poveda, monseñor Rylko lo califica de «auténtico pedagogo de la vida cristiana» cuya «identificación con Jesucristo lo llevó a ser testigo de la libertad hasta las últimas consecuencias, hasta el martirio».

«Traigo a vuestra consideración --sigue el mensaje-- la apremiante tarea que tenéis de seguir tras las huellas de vuestro fundador generando estos espacios de libertad, anunciando a los hombres y mujeres de nuestro tiempo la verdad plena revelada en Cristo. Frente a tantas libertades ficticias que encandilan a los jóvenes de hoy, frente a un pensamiento débil que desconfía en la posibilidad de conocer la verdad, frente al subjetivismo y la relativización de la propia creencia con la claudicación de los valores propiamente humanos, cuán necesario es ‘una intensa actividad educativa y un compromiso correspondiente por parte de todos, para que la búsqueda de la verdad (...) sea promovida en todos los ámbitos y prevalezca por encima de cualquier intento de relativizar sus exigencias o de ofenderlas”, dice el mensaje citando el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia.

«Qué actuales las palabras de vuestro fundador que os invitaba a aquella ‘ciencia que hermana bien con la santidad de vida’. Viviendo intensamente esta armoniosa síntesis entre fe y cultura, fe y vida, cumpliréis vuestra misión en el mundo, dando los frutos de santidad y evangelización tan necesarios para la renovación de las personas, los sujetos sociales y las estructuras», concluye la misiva del representante papal.

La Institución Teresiana cuenta con unos 4.100 miembros y está presente en 32 países de los diferentes continentes.

[Más información en http://www.institucionteresiana.org]