ROMA, miércoles, 19 julio 2006 (ZENIT.org).- La Iglesia Nacional Española de Roma, llamada Iglesia de Santiago y Montserrat, celebró este martes por la tarde un funeral por el eterno descano del cardenal Ángel Suquía Goicoechea, fallecido el 13 de julio en San Sebastían a los 89 años de edad.
El funeral se celebró con la asistencia de una cualificada representación de la colonia española y en presencia del embajador español ante la Santa Sede, don Francisco Vázquez.
Concelebraron algunos sacerdotes españoles de la Secretaría de Estado y de otras instituciones de la ciudad. Presidió la concelebración el obispo Cipriano Calderón, presidente emérito de la Pontificia Comisión para América Latina.
El rector de la Iglesia, monseñor José Luis González Novalín, pronunció la homilía evocando los hitos principales de la vida del cardenal.
«El cardenal Suquía moderó la asamblea conjunta de sacerdotes obispos, aplicó el Concilio Vaticano II en las diócesis de Almería y Málaga y celebró en Santiago de Compostela el Sínodo Diocesano para la Aplicación del Concilio», recordó.
«Siendo arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española llevó a término las obras de la catedral de la Almudena (donde está enterrado, ndr.) que consagró el mismo Papa Juan Pablo II a quien acompañó en la Jornada Mundial de la Juventud del 1989, donde el Papa
hizo un llamamiento a Europa para que redescubriera sus raíces cristianas, proclamación que ha cobrado especial actualidad en el pontificado de su sucesor Benedicto XVI», hizo saber monseñor González Novalín.
El cardenal Suquía, nacido en 1916, presidió la Conferencia Episcopal Española de 1987 a 1993 y fue titular de la Iglesia de la Gran Madre de Dios en la zona de Puente Milvio de la Urbe.
