En su alocución inaugural, el Presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia y Arzobispo de Tunja, Monseñor Luis Augusto Castro Quiroga, reflexionó sobre tres realidades que el Papa Benedicto XVI considera no negociables: la vida, la familia y la educación.
Monseñor Castro Quiroga reiteró que el aborto no se convierte «en una acción moral recta», a pesar de la decisión de la Corte de despenalizarlo parcialmente.
Recordó que la Iglesia Católica no discrimina a los homosexuales, pero no acepta el reconocimiento jurídico de estas parejas pues «no existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia».
Respecto a los derechos patrimoniales de los homosexuales, afirmó que una ley de este tipo «puede estimular a muchos a conseguirse compañeros con el fin de aprovecharse de las disposiciones de la supuesta ley, agravando el problema que se quería reglamentar…»
Sobre la educación religiosa escolar, sostuvo que mientras esperan el decreto a favor de ésta, se hará un llamado a los padres de familia para que exijan ese tipo de educación para sus hijos.
El Presidente de la CEC destacó el apoyo especial que merece el político católico colombiano, que debe decidir sobre nuevas leyes y «rechazar aquellas que no sean correctas moralmente».
Señaló que aunque las reformas introducidas en los últimos años han reducido los niveles de impunidad, es necesario «ejercer una presión ética sobre el sistema judicial para que evite cada vez más la impunidad».
Igualmente resaltó el papel de la Iglesia Católica en América Latina y el Caribe: de los 606 millones de habitantes de esta región, 495 millones son católicos. De los 897 Obispos activos, 90 son colombianos. De 41.347 sacerdotes diocesanos, 5.922 son colombianos, al igual que 14.632 de las 120.301 religiosas.
Dijo que sin embargo existen brechas que «desafían de diversas maneras nuestra pastoral de comunión», como aquella entre Iglesia y política y entre democracia y desarrollo. «No hay una política cristiana pero sí una luz cristiana sobre la política. Esta luz genera sensibilidad por todo lo humano que la política a veces tiende a sacrificar, en aras de otros objetivos…»
Aseguró que en el continente latinoamericano «…hay mucha democracia electoral pero poca democracia de ciudadanía basada en el ejercicio de los derechos sociales… Por ello su dificultad para que sea camino más efectivo hacia el desarrollo, esto es, hacia la eliminación de los altos índices de pobreza y desigualdad.»
La octogésima primera Asamblea General del Episcopado terminará el 28 de julio.