AUSTIN, martes, 29 agosto 2006 (ZENIT.org).- Recientemente erigida en los Estados Unidos, la nueva Organización No Gubernamental «The Church and Israel Public Education Initiative» tiene, entre sus fines, informar y sostener las relaciones entre la Iglesia católica y la sociedad israelí desde una perspectiva de plena libertad religiosa.
Se trata de una «agregación libre de ciudadanos privados apasionados con el tema», explica a «AsiaNews.it» el sacerdote franciscano David Jaeger [jurista, experto en cuestiones de Oriente Medio], quien ha sido invitado a presidir esta nueva realidad por razón de su nacionalidad israelí y conocimiento de la materia.
La citada agencia –del Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras- se hizo eco el sábado de la «misión» de la nueva ONG, cuyo germen está en la visión que expresó Juan Pablo II en 1993, a pocos días de la firma del Acuerdo Fundamental entre la Santa Sede y el Estado de Israel (30 de diciembre) que llevaron al establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambas partes.
Fue al dirigirse a los canonistas el 11 de diciembre de 1993; el fallecido Papa trazó algunas líneas para el futuro de las Iglesias en el Mediterráneo Oriental pidiendo plena libertad religiosa para los cristianos e impulsándoles a participar como «ciudadanos» en la vida de la nación a la que pertenezcan, recuerda «AsiaNews.it».
De ahí que -añade- entre los objetivos de la ONG esté «garantizar libertad y seguridad para la Iglesia en Israel», «apoyar a la Iglesia en Israel en la contribución positiva al bien de la nación y a las comunidades religiosas en Israel y en los países vecinos» y «ayudar a que madure entre los israelíes esta visión de amistad con las Iglesias y Oriente Medio».
La importancia del Acuerdo Fundamental entre Santa Sede e Israel
Apunta el padre Jaeger a la agencia del PIME la meta primordial de «The Church and Israel Public Education Initiative»: «Informar y convencer a la opinión pública, especialmente en los EE. UU., de la importancia crucial de la visión de Juan Pablo II acerca de un nuevo tipo de relaciones entre Iglesia y sociedad en Oriente Medio, y en particular en Israel».
La organización pretende subrayar que, para que la visión del Papa Karol Wojtyla dé frutos, «es necesario llevar a efecto el Acuerdo Fundamental», puntualiza.
Siguiendo tal Acuerdo, el 10 de noviembre de 1997 la Santa Sede e Israel firmaron «un segundo y significativo tratado con el que el Estado de Israel reconoció la personalidad jurídica de la Iglesia y de todos sus organismos», «un desarrollo muy positivo y cargado de esperanza», recuerda el franciscano.
«Ambos Acuerdos -prosigue- fueron ratificados y entraron en vigor sobre la base de un plano internacional, respectivamente el 10 de marzo de 1994 y el 3 de febrero de 1999».
Pero «lamentablemente hasta hoy ningún Acuerdo se ha convertido aún en Ley del Estado de Israel, sobre todo el Acuerdo Fundamental», a pesar de los años transcurridos; y es «desconcertante que el propio gobierno haya informado oficialmente a la Corte Suprema de Israel de que no reconoce el «Acuerdo Fundamental» como vinculante», una circunstancia que en la práctica «lo hace inútil», explica el padre Jaeger en la entrevista difundida el sábado por «AsiaNews.it».
Por todo esto, como subraya el franciscano, la nueva iniciativa busca superar «la desilusión que esto ha generado», animando a los católicos a «no abandonar la visión de Juan Pablo II». «Antes bien deseamos promoverla, aplicándola con determinación, esperanza y valor», expresa.
Y es que «la comunidad católica en Israel no puede esperar sobrevivir en el siglo XXI sobre la base de un estatus jurídico y social impreciso e inestable, que ya estaba anticuado en el siglo XIX», alerta.
El alcance de su efectiva puesta en práctica
La trascendencia de la materia para la Iglesia universal radica en el hecho -apunta el padre Jaeger- de que la presencia cristiana en Israel y en toda Tierra Santa no significa sólo una «Iglesia local», sino que se trata de «una «representación» de todos los cristianos del mundo, que por derecho contemplan Tierra Santa como su «patria espiritual»».
Ya históricamente -aclara- esta presencia estaba garantizada por una serie de tratados y resoluciones internacionales «que reconocieron su unicidad y su consecuente necesidad de especial tutela», pero «el proceso de negociaciones y acuerdos iniciado con el Acuerdo Fundamental (aún no concluido) se orienta a subrayar y consolidar estas garantías precedentes en el marco de las condiciones actuales».
«Esto debería impulsar a todos los cristianos -considera- a estar más informados sobre la situación y apoyar este proceso con convicción y perseverancia».
Consciente de la relación, influencia e interés de los Estados Unidos hacia Israel, el padre Jaeger confía en que los estadounidenses, «una vez informados de las esperanzas y de la urgencia de las relaciones entre Iglesia e Israel, den su contribución positiva y activa a estas relaciones».
Pero «tenemos intención de dirigirnos a todos los cristianos, dado que el desarrollo de las relaciones entre Iglesia e Israel debe interesar y beneficiar a todos los que creen en Cristo», añade.
Y manifiesta también su deseo de tener «la oportunidad de colaborar con las comunidades y organizaciones judías» -como ya ha hecho otras veces-, pues entre católicos y judíos estadounidenses «existen relaciones estrechas y amistosas de colaboración que pueden resultar extremadamente significativas en el contexto «Iglesia e Israel»».
Con todo, la especial referencia a los EE. UU. «no pretende desvalorar el posible papel de Europa y de los europeos. Hasta hoy, muchos europeos pueden estar en situación de hablar a Israel. Pienso que podría ser fructífero extender nuestra modesta actividad también a Europa», concluye.