El domingo, la Conferencia de los Obispos Católicos de la India (CBCI) difundió en su web una nota con ocasión de la declaración del 10 de septiembre como «Jornada de prevención del suicidio». «Irónicamente, la tasa de suicidios está aumentando alarmantemente en la India», advierte.
Pueden estar relacionados con el estrés de los exámenes -causa apuntada por la policía y otros agentes sociales-, pero «la pobreza, la amenaza de la dote y el endeudamiento causan una enorme cantidad de víctimas también», subraya el organismo eclesial.
En este sentido, recuerda los recientes suicidios masivos de granjeros en Vidarbha –Estado de Maharashtra- y en el Estado de Kerala.
Más aguda es la amenaza de suicidios en los Estados meridionales. De acuerdo con la CBCI unas 50 mil personas de Kerala, Karnataka, Tamil Nadu y Andhra Pradesh, y del Territorio de la Unión de Pondicherry, ponen fin a sus vidas anualmente.
Encabeza esta dramática lista el Estado de Kerala, el de mayor índice de alfabetización: allí una treintena de personas se suicidan cada día.
«El gobierno central, por su parte, ha anunciado un paquete de ayuda especial para los granjeros, pero éstos sienten que el respaldo está sólo sobre el papel y que poco se puede hacer para ayudarles; mientras, la mayoría de los bancos han dejado de dar préstamos a los granjeros», un recurso sin el cual «no pueden cultivar sus tierras», describe la CBCI.
Asimismo apunta el resultado de una investigación recientemente realizada por una ONG con sede en Tamil Nadu: más de 100 mil personas se suicidan en la India cada año. Y sólo en Chennai –capital del citado Estado indio- las cifras han aumentado drásticamente: de 1.196 suicidios en el año 2004 a 2.275 en 2005.
«La necesidad del momento –llama la CBCI- es un esfuerzo de cooperación por parte de las instituciones religiosas, organizaciones de voluntarios y autoridades gubernamentales para mantener a raya esta creciente amenaza».
