ROMA, viernes, 29 septiembre 2006 (ZENIT.org).- Durante el mes de octubre Benedicto XVI orará especialmente por que todos los bautizados tengan una fe madura que se traduzca en sus vidas.

Así lo anuncia el «Apostolado de la Oración» (http://www.adp.it/), una iniciativa -que siguen unos 50 millones de personas de los cinco continentes- a través de la cual laicos, religiosos, sacerdotes y obispos del mundo entero ofrecen sus oraciones y sacrificios por las intenciones que el Papa indica cada mes a nivel universal.

La intención general para el mes de octubre dice así: «Para que todos los bautizados maduren en la fe y la manifiestan mediante opciones de vida claras, coherentes y valientes».

Estrechamente relacionada con ella está la intención misionera del próximo mes, por la que el Santo Padre también ofrece sus oraciones y sacrificios: «Para que la celebración de la Jornada Mundial de las Misiones aumente por doquier el espíritu de animación y cooperación misioneras».

La intención tiene relevancia especial porque en octubre se celebra el 80º aniversario de la institución de tal Jornada.

«La misión confiada por Jesucristo a su Iglesia es más actual que nunca», «pero para que la Misión se realice es necesario que cada uno se haga cargo de ella, es necesario que cada bautizado tome sobre sus hombros también esta tarea», explica el cardenal Ivan Dias –prefecto del dicasterio misionero- comentando la intención en «Fides».

En estos últimos 80 años «cuántas veces» «el hombre ha intentado suprimir a Dios de la historia, alejarlo de la propia vida», constata el purpurado.

Pero «¿es aún necesario incrementar la animación y la cooperación misionera?», pregunta.

Y responde recordando palabras de Benedicto XVI: «También en nuestra época la comunidad cristiana se siente enviada a los hombres y a las mujeres del tercer milenio, para darles a conocer la verdad del mensaje evangélico y abrirles de este modo el camino de la salvación».

«Y esto no es algo facultativo –añade el Papa-, sino la vocación propia del pueblo de Dios, un deber que le incumbe por mandato del mismo Señor Jesucristo» (Discurso del 11 de marzo a los participantes en el Congreso por el 40º aniversario del Decreto del Concilio Vaticano II «Ad Gentes», convocado en Roma por la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Disponible en Zenit, 21 marzo 2006).

«Por lo tanto la humanidad del tercer milenio tiene más que nunca necesidad de Cristo, de conocer el amor del Padre y la fuerza de su Espíritu», recalca el cardenal Dias.

«Sigue siendo necesario hoy hacerse misionero en esta humanidad tan atribulada e inquieta, para que quienes aún no han oído hablar de Jesucristo le puedan conocer, y cuantos le han negado con su comportamiento puedan regresar al camino justo», concluye.