Benedicto XVI ha dejado en Baviera un mensaje contra los integrismos y irracionalismos

Balance del portavoz vaticano, el padre Federico Lombardi

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MUNICH, jueves, 14 septiembre 2006 (ZENIT.org).- El cuarto viaje internacional de Benedicto XVI, en esta ocasión a Baviera, ha confirmado un elemento constante: el mensaje del Papa es un mensaje positivo recogido esta vez en el lema «Quien cree nunca está solo».

Así lo constata en esta entrevista concedida a «Radio Vaticano» el padre
Federico Lombardi, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

–¿Cómo ha salido este viaje?

–Padre Lombardi: Creo que este viaje ha salido de la mejor manera posible y ha respondido perfectamente tanto a las esperanzas del Papa como de la Iglesia local y de la gente de Baviera. El clima de acogida ha sido maravilloso y el calor ha ido aumentando con el pasar de los días, como sucede en todos los viajes del Papa. Benedicto XVI estaba muy satisfecho, en ocasiones incluso intensamente conmovido. El hecho de que haya pronunciado de manera totalmente espontánea la homilía del último encuentro en la catedral de Freising demuestra que para él también ha sido una alegría que ha ido en aumento.

–Tampoco en este viaje Benedicto XVI tampoco se ha dedicado a decir «no». «La fe no es un cúmulo de prohibiciones, es una opción positiva», ha dicho.

–Padre Lombardi: Sí, así es. Ha sido un mensaje sumamente alentador sobre todo para la Iglesia local, que vive en un momento en el que la sociedad está en proceso de secularización y, por tanto, el anuncio de la fe no es fácil. Aliento es lo que ha dado el Papa a los sacerdotes, a los diáconos, a todos los agentes pastorales, a los creyentes, haciendo ver su presencia activa y viva en la sociedad de hoy. Ha sido un punto muy, muy importante. Varias personas de la Iglesia local me han dicho en estos días que tendrá una eficacia muy grade también para el futuro. De hecho, el mismo lema del viaje, «Quien cree nunca está solo», quería ir precisamente en esta dirección: quería mostrar la belleza y la riqueza de la comunión de la fe, comunión con Dios ante todo, pero también con toda la comunidad de los creyentes, y la posibilidad de diálogo, de servicio, de enriquecimiento para toda la comunidad que procede de la fe viva.

–El Papa ha vuelto a hablar de razón y del carácter razonable de la fe contra todos los integrismos e irracionalismos, tanto religiosos como culturales. La fe, ha dicho, propone una auténtica Ilustración…

–Padre Lombardi: Sí, parece que con el tiempo se está convirtiendo en uno de los temas guías de este pontificado, del magisterio de Benedicto XVI. La relación armoniosa entre fe y razón es como el fundamento del servicio que la fe puede ofrecer a la civilización humana en el momento que está atravesando, aunque también en general. La fe y la razón se enriquecen mutuamente. Hemos visto que en algunos pasajes de sus discursos el Papa ha expresado que hay que librar de sus corrupciones a la fe, la idea recta de Dios. En este sentido, la razón tiene una parte activa dentro del mundo de la fe, ayuda muchísimo. Al mismo tiempo, la fe impide que la razón se autolimite en sus intereses, en sus objetivos, en su campo de acción, empobreciéndose y haciéndose incapaz de guiar a la humanidad ante los grandes interrogantes de siempre y ante los grandes problemas éticos de hoy.

–¿Qué piensa del significado ecuménico de este viaje?

–Padre Lombardi: El viaje ha tenido un momento ecuménico particularmente importante: las vísperas en la catedral de Ratisbona. Ahora bien, todo el viaje ha tenido un significado ecuménico, pues se ha concentrado mucho en la fe en Dios: ¿en qué Dios? El Dios de Jesucristo, el Dios que se ha revelado en Jesucristo, el Dios que es amor. Estos son fundamentos absolutamente comunes de la fe cristiana. El anuncio, por tanto, de Benedicto XVI ha sido en una grandísima parte un anuncio que puede ser totalmente compartido por las Iglesias y las confesiones cristianas.

–Por último, ¿qué queda en el corazón del Papa de este viaje a Baviera?

–Padre Lombardi: Yo creo que para el Papa queda la gran alegría de haber sacado fuerza y empuje de sus raíces de fe; para la Iglesia local un gran aliento y para la Iglesia alemana y la cultura alemana una gran contribución de reflexión. Una reflexión que se puede ampliar a toda la cultura europea sobre la importancia del recto diálogo entre fe y razón por el bien de la sociedad moderna y, si se tiene en cuenta al mundo en general, sobre la posibilidad de diálogo con las demás culturas, como ha subrayado el Papa, que experimentan lo religioso como algo profundamente importante y que pueden entrar en diálogo con nosotros de manera mucho más fecunda si vivimos una cultura que respete la dimensión religiosa, respetando íntegramente a la persona y a la cultura humana.

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ZENIT Staff

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