Los derechos de niños y adolescentes, centro de atención en Costa Rica

Se publica una Carta Pastoral el día de la infancia

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SAN JOSÉ, domingo, 17 septiembre 2006 (ZENIT.org).- A pesar de muchos avances, persisten realidades que no favorecen precisamente la protección y el desarrollo de niños y adolescentes en Costa Rica ni de sus derechos, un panorama para el que acaba de relanzar una respuesta pastoral.

Es el motivo por el que el obispo Ángel San Casimiro Fernández, presidente de la Camisón episcopal de Pastoral Social-Cáritas, firmó el 9 de septiembre –día de la infancia- una «Carta Pastoral sobre los Derechos de los Niños, las Niñas y las Personas Adolescentes».

El citado organismo eclesial y UNICEF de Costa Rica han participado en la elaboración del contenido de la misiva, encabezada con las palabras de Jesús «Dejad que los niños vengan a mí…» (Mateo 19, 14).

«Dejar que los niños y las niñas se acerquen a Cristo significa abrirles el camino a una realización plena», «a que tengan vida y vida en abundancia», y ello significa «acceder a todas las condiciones que harán de su vida una vida más humana» , explica el prelado en su carta.

De ahí que también sea «responsabilidad de la Iglesia preocuparse para que todos los niños y las niñas gocen de las condiciones que favorezcan su pleno desarrollo físico, psicológico y espiritual», una meta aún no alcanzada plenamente, lamenta.

Muchos son los datos que, en la carta, dibujan el perfil social del país en el que, por ejemplo, niños, niñas y adolescentes superan el 50% de los integrantes de las familias pobres, mientras que más del 10% de la población total entre 5 y 17 años de edad tiene una ocupación laboral.

Los esfuerzos institucionales, familiares y comunitarios tampoco bastan para proteger a los menores del «surgimiento y desarrollo de redes delictivas internacionales en materia de explotación sexual comercial y la trata de personas menores de edad», apunta el prelado.

A ello se añade el impacto de saber «que si cerca del 30% de la población costarricense conoce al menos una persona menor de 15 años víctima de explotación sexual comercial en su comunidad, menos de la mitad de los y las entrevistadas denunciaría este hecho», alerta el obispo de Ciudad Quesada.

El aspecto educativo y sanitario también es una asignatura pendiente respecto a la infancia en Costa Rica.

Si bien este complejo panorama afecta a todos los ámbitos sociales, de acuerdo con el prelado merecen «especial atención tres grupos sociales por encontrarse entre los sectores más desfavorecidos y excluidos» en el país: «la población indígena, la población afrodescendiente, y la población migrante», principalmente la que procede de Nicaragua.

Y es que «la discriminación por motivos raciales y de origen étnico se encuentra a la base de las asimetrías sociales y de la pobreza -constata-, siendo la exclusión social una de las causas más importantes que, en sus formas extremas, conduce a la invisibilización de categorías poblacionales y de sujetos específicos», factores que también conducen a «situaciones que ponen en riesgo a los niños, niñas y adolescentes».

Por todo ello la Carta Pastoral lanza un llamamiento a todos los actores sociales, pues la superación de este contexto «exige un esfuerzo también colectivo al abrigo de una ética para el desarrollo fundamentada en la solidaridad, la paz social y la justicia».

Lejos de ser experta en economía y finanzas, la Iglesia «sí lo es en humanidad»; por eso el obispo San Casimiro pide que el abordaje del desarrollo se realice «a partir de la concepción de una vida humana digna para cada persona y grupo».

Igualmente hace hincapié en la acción de la Pastoral de la Infancia, en el impulso –desde ese ámbito- de iniciativas orientadas al desarrollo pleno de los niños, de la promoción y defensa de «los derechos de la niñez, la mujer y la familia con miras a la instauración de un orden social más justo, solidario y fraterno».

En su carta -a los católicos y a todas las personas de buena voluntad-, el prelado exhorta a los laicos, hombres y mujeres, a que «promuevan leyes que velen por la familia y el respeto y el cumplimiento de los derechos» de la infancia.

«En aras de una colaboración estrecha y un intercambio constructivo para luchar por los derechos de la niñez y la adolescencia, nos comprometemos como Iglesia –señala el monseñor San Casimiro- a seguir estableciendo redes de apoyo y a continuar proponiendo o coordinando acciones junto a otras instancias» a tal fin.

Y no omite un llamamiento «vehemente a todos los medios de comunicación social» «para que dediquen amplios espacios de difusión de los derechos de la niñez y la adolescencia», y la sensibilización social respecto a ellos.

«¡Creemos las condiciones para que los pequeños puedan recibir como herencia de nuestra generación un mundo más unido y solidario! ¡Demos a los niños un futuro de paz!», concluye.

[Texto íntegro en formato Pdf: http://www.iglesiacr.org/images/stories/riial/RIIALCR/carta_pastoralfinal-impresa-.pdf].

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ZENIT Staff

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