CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 20 septiembre 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI manifestó este miércoles su respeto a los creyentes en el islam y aclaró que sus recientes palabras pronunciadas en Alemania buscaban proponer un diálogo positivo y autocrítico.
El Papa volvió a aclarar los contenidos del discurso pronunciado en la Universidad de Ratisbona el 12 de septiembre, que suscitó violentas reacciones entre ambientes islámicos, al encontrarse con unos 40.000 peregrinos durante la audiencia general.
Ante todo, el pontífice, hablando en la plaza de San Pedro del Vaticano, aclaró el contexto de aquella intervención: «una conferencia ante un gran auditorio de profesores y de estudiantes en la Universidad de Ratisbona, en la que durante muchos años fui profesor».
«Había elegido como tema la cuestión de la relación entre fe y razón», aclaró el sucesor del apóstol Pedro, que el domingo pasado, apenado, ya había aclarado sus referencias al islam.
«Para introducir al auditorio en el carácter dramático y actual del argumento –subrayó–, cité unas palabras de un diálogo cristiano-islámico del siglo XIV, en el que el interlocutor cristiano, el emperador bizantino Manuel II Paleólogo, de forma incomprensiblemente brusca para nosotros, presentaba al interlocutor islámico el problema de la relación entre religión y violencia».
«Por desgracia –reconoció– esta cita ha podido dar pie a un malentendido. Para el lector atento a mi texto queda claro que no quería en ningún momento hacer mías las palabras negativas pronunciadas por el emperador medieval en este diálogo y que su contenido polémico no expresa mi convicción personal».
El obispo de Roma aseguró que su intención «era muy diferente: basándome en lo que Manuel II afirma después de forma muy positiva, con palabras muy hermosas, acerca de la racionalidad en la transmisión de la fe, quería explicar que la religión no va unida a la violencia, sino a la razón».
«Quería invitar al diálogo de la fe cristiana con el mundo moderno y al diálogo de todas las culturas y religiones», reconoció.
De hecho, el Papa recordó que en otros de sus discursos en Alemania, por ejemplo en la homilía que pronunció en una de las misas más multitudinarias del viaje, en Munich, subrayó «la importancia de respetar lo que otros consideran sagrado».
De este modo, buscó dejar claro «mi respeto profundo por las grandes religiones y en particular por los musulmanes, que adoran a un único Dios y junto a los cuales estamos comprometidos en la defensa y promoción de la justicia social, los valores morales, la paz y la libertad».
Benedicto XVI concluyó confiando en que, «tras las reacciones del primer momento, mis palabras en la Universidad de Ratisbona representen un impulso y un aliento a un diálogo positivo, incluso auto-crítico, tanto entre las religiones, como entre la razón moderna y la fe de los cristianos».