ROMA/VERONA, lunes, 9 octubre 2006 (ZENIT.org).- «Testigos de Jesús Resucitado, esperanza del mundo»: es el lema de la enorme movilización hacia el IV Congreso Eclesial Nacional de la Iglesia en Italia, una convocatoria --la más importante de los católicos en el país-- que se celebra cada diez años y que contará con la presencia de Benedicto XVI.
Ha supuesto un año de trabajos previos en los que han participado activamente 226 diócesis y 26.000 parroquias.
La gran cita hará de la ciudad italiana de Verona, del 16 al 20 de octubre, destino de 2.700 participantes de toda la península itálica: 1.800 son delegados diocesanos, 480 delegados de organismos y agregaciones laicales, 270 invitados y 150 entre miembros del comité y conferenciantes.
Entre los invitados figuran representantes de Europa y de los demás continentes, así como las representaciones ecuménicas de las comunidades cristianas presentes en Italia.
La cifra de informadores acreditados para el evento se sitúa en el medio millar.
El Congreso de Verona, «cita decenal rica en significado en el camino de la Iglesia en Italia» -explica su episcopado-, tendrá su momento central con la visita del Papa, obispo de Roma, quien presidirá el 19 de octubre la celebración eucarística.
El contexto actual «cambia profunda y velozmente»; el «desafío es el de llevar a cabo una comunicación del Evangelio que sea eficaz, que cruce los caminos reales y cotidianos del hombre», explica la Presidencia de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI) en un mensaje difundido el pasado viernes con ocasión de la próxima cita.
El Congreso representa, así, «una ocasión propicia para identificar el servicio que buscamos ofrecer al país precisamente como testigos de esperanza», añade.
«Desearíamos –se lee en el mensaje del episcopado de Italia- que se pudiera decir también de nosotros, de la Iglesia de hoy, lo que San Lucas dice de la primera comunidad de Jerusalén: “Los apóstoles daban testimonio con gran poder de la resurrección de Jesús. Y gozaban todos de gran simpatía” (Hch 4,33)»
«La fuerza de este testimonio depende de la existencia misma de la comunidad y de su estilo de vida -apunta-, porque “la multitud de los creyentes no tenían sino un solo corazón y una sola alma”(Hch 4,32)».
Y es que «el encuentro con Jesús Resucitado puso en marcha un estilo de vida nuevo» que, como recuerda la CEI, «generó una comunidad nueva»; y «esta novedad hace creíble el anuncio: [Dice Jesús:] “En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros” (Jn 13,35)».
«Así era en la Iglesia de los primeros tiempos; así debe ser en nuestras comunidades hoy», subraya.
Gracias a la labor de preparación del Congreso, se han evidenciado cinco «ámbitos» de la existencia en los que –sintetiza la CEI- «la presencia –y recíprocamente la ausencia- de la esperanza cristiana produce frutos visibles y reconocibles»: son los ámbitos «de la vida afectiva, del trabajo y de la celebración, de la fragilidad humana, de la tradición y de la ciudadanía».
Será en Verona el momento de hacer balance «de la vida de nuestras comunidades para identificar actitudes y opciones que deben derivar de la esperanza que brota de la fe en el Resucitado, y para relanzar el compromiso y la pasión por una existencia cristiana madura, capaz de dar motivos de esperanza a todos los hombres», recalca.
Web del encuentro: http://www.convegnoverona.it/.
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Oct 09, 2006 00:00