Encontrado durante las excavaciones del nuevo aparcamiento vaticano, el yacimiento contiene 250 tumbas de romanos ricos y pobres, educados y analfabetos, viejos y jóvenes.
En las tumba se han encontrado estatuas, urnas, monedas y, obviamente, esqueletos…
Visitar el cementerio de la Calle Triunfal –«Via Triumphalis»– es una experiencia maravillosa, que tiene lugar caminando por andamios de metal. Algunas de estas tumbas están ricamente adornadas con espectaculares mosaicos, mientras que otras no son más que humildes agujeros.
Las personas enterradas tienen algo en común. Sin la esperanza cristiana de otra vida, buscaban la inmortalidad grabando sus nombres en losas de piedra, encargando caros adornos, o simplemente colocando un tubo que sirviera para ser recordados.
Este cementerio fue abandonado en el siglo IV, cuando el cristianismo fue legalizado y la tumba de san Pedro, una de las más humildes de todos los tiempos, fue transformada por el emperador Constantino en la primera basílica para honrar al príncipe de los apóstoles.
Desde entonces, nadie buscó ser enterrado en el cementerio de la «Via Triumphalis». La gente, en cambio, deseaba enterrar a sus muertos en torno a la tumba de Pedro, cuando ésta quedó cubierta por la basílica. Cerca de Pedro, los cristianos encontraban esperanza ante la inevitable muerte.