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Beatísimo Padre:

En la ciudad de Guatemala del 23 al 27 de este mes, convocados por la sección de Pastoral Indígena del CELAM, nos hemos reunido, entre indígenas y no indígenas, 25 obispos, 32 sacerdotes, 4 religiosas y 11 laicos (hombres y mujeres), para “Compartir y discernir entre obispos y teólogos cómo el misterio de Cristo ha sido incorporado en la vida y reflexión teológica de los pueblos indígenas, para que juntos acompañemos la inculturación del Evangelio, y en Él tengan vida”.

Hace diez años Su Santidad, cuando era Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, convocó a los obispos Presidentes de las Comisiones Doctrinales de América Latina en la ciudad de Guadalajara (México), para realizar un diálogo en torno a los principales problemas doctrinales, entre los cuales se estudió lo relativo a la Teología India. Sucesivamente Su Santidad animó a las directivas del CELAM para que propiciaran un encuentro de obispos y teólogos en Oaxaca (México) para profundizar en los principales puntos que giran en torno a esta manera de hacer teología y luego organizara un Simposio en Riobamba (Ecuador), que recogiera las principales inquietudes doctrinales que giran sobre la temática referente a las Semillas del Verbo y la metodologías de dicha teología .

Este III Simposio, que ahora estamos concluyendo, recoge hasta cierto punto los frutos de tres encuentros regionales de reflexión sobre algunos aspectos de la Teología India, celebrados en El Salvador, Bolivia y Paraguay, en los que hemos tratado de tener un conocimiento más directo de lo que los pueblos indígenas de América Latina conciben acerca de los nombres de Dios y la Iglesia, para tratar de responder, como teólogos y pastores, a las inquietudes que han surgido en torno a la teología de las comunidades indígenas.

En un ambiente de gran espiritualidad, de mucho respeto y fraternidad, hemos tenido un diálogo serio y profundo sobre el anuncio de Cristo a nuestros pueblos, sus celebraciones, su reflexión teológica y la mediación de María en el proceso de evangelización. Durante estos días hemos clarificado algunos de los puntos que causaban inquietud y hemos logrado un ambiente de mutua escucha para continuar la reflexión. Todavía existen muchos aspectos sobre los que tenemos que profundizar y aclarar conceptos, pero estamos seguros de que éste ha constituido un modo muy innovador para afrontar los problemas que se presentan en la Iglesia, a través del diálogo sincero entre los obispos, los teólogos y teólogas, como también miembros de las comunidades indígenas.

Agradecemos a Su Santidad que haya alentado permanentemente este diálogo y que a lo largo de estos diez años hayamos contado con el apoyo de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Nos encomendamos filialmente a la oración de Su Santidad para el éxito de nuestros trabajos y pedimos humildemente su bendición.

Ciudad de Guatemala, 27 de octubre de 2006.