Tras ser recibido en el aeropuerto internacional por el primer ministro Recep Tayiip Erdogan, el Papa viajó en coche al monumento en el que se encuentran los restos mortales del fundador y primer presidente de la moderna República de Turquía, que vivió entre
1881-1938.
Acogido por el Comandante del Cuerpo de Guardia, el Santo Padre entró en el Mausoleo y colocó una corona de flores junto al féretro, en el que se encuentran los restos mortales de Atatürk.
A continuación se dirigió a la sala de la Torre del Pacto Nacional, donde firmó el libro de Oro y escribió esta frase en inglés como recuerdo de su visita: «En esta tierra, lugar de encuentro entre religiones y culturas, y puente entre Asia y Europa, con gusto hago mías las palabras del fundador de la republica turca para expresar el augurio: “Paz a Turquía, paz al mundo”».
Atatürk sentó las bases del estado laico y democrático, que supuso el final de la vigencia de la ley islámica.