Dios en la plaza pública

La fe y su papel en la sociedad

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LONDRES, viernes, 1 diciembre 2006 (ZENIT.org).- La fe tiene una importante contribución que ofrecer a la sociedad de hoy, según un informe publicado por la nueva fundación de estudios británica Theos.

Esta fundación con sede en Londres abrió sus puertas con la publicación el 7 de noviembre de un informe titulado: «Un futuro para la fe en la plaza pública».

Según su página web, Theos afirma que se implicará en la investigación y en proporcionar comentario teológico a las situaciones sociales y políticas.

El arzobispo anglicano de Canterbury, Rowan Williams, y el cardenal arzobispo de Westminster, Cormac Murphy-O’Connor, escriben conjuntamente el prólogo al informe. Comentan que hay una «confusión colectiva» sobre los temas de la fe en la sociedad. «Los temas de creencias y de fe, de cómo los seres humanos perciben el mundo, rara vez han sido tan importantes en la sociedad, o tan gravemente malentendidos», afirma el prólogo.

«Muchos comentaristas laicistas sostienen que el creciente papel de la fe en la sociedad representa un peligroso desarrollo», observan ambos prelados. Tal interpretación es incorrecta, defienden: «Este informe sostiene que la fe no sólo es importante para el florecimiento humano y la renovación de la sociedad sino que la sociedad sólo puede florecer si se da espacio a la fe para que aporte su contribución y su desafío».

En el pasado, el cristianismo jugó un importante papel para la cohesión social de Gran Bretaña, observa el informe de Theos. No obstante, durante muchas décadas el cristianismo ha estado en decadencia en términos de números de los que regularmente practican su fe. Por otra parte, a la fe se la trata con cajas destempladas en la sociedad británica contemporánea. Cuando el primer ministro Tony Blair habló recientemente sobre el papel que la fe jugaba en sus decisiones políticas, la reacción pública fue decididamente negativa.

Junto a esto existe un flujo constante de noticias sobre cómo los símbolos y tradiciones cristianas están siendo eliminados, basándose en que están pensadas para ser discriminatorias. Así, las navidades se están convirtiendo en un festival de invierno; se están quitando las cruces de los lugares públicos; se presiona para que en los programas sociales llevados a cabo por la Iglesia se elimine cualquier mensaje cristiano; y se amenaza a las organizaciones cristianas con acciones legales si no admite a no cristianos.

Aún así, los temas relaciones con la fe cada vez están más presentes en los debates públicos. Temas como los colegios de inspiración religiosa y las costumbres en el vestir de las mujeres musulmanas han sido titulares recientes en Gran Bretaña. Y la cuestión de dónde colocar la línea divisoria entre iglesia y estado es un asunto conflictivo, tanto en el Reino Unido como en otros lugares.

La plaza pública
Existen ciertos argumentos que se presentan en contra de la implicación religiosa en los asuntos públicos. El informe hace un comentario sobre algunas de estas posturas.

— La política es, en el mejor de los casos, el arte de lo posible, y es el lugar del compromiso, y las religiones no quieren comprometerse. Pero, replica el informe, muchos de quienes actúan en la vida pública que tienen creencias religiosas también muestran su seriedad en cuanto a la necesidad de debatir y negociar.

— La implicación de la motivación religiosa en la plaza pública se orienta sobre principios trascendentes, los cuales no dan el suficiente peso a las preocupaciones humanas. Theos observa que, para los cristianos, la encarnación da un significado especial a las preocupaciones humanas. Otra respuesta reside en el hecho de que estas críticas se pueden hacer a cualquier ideología, y la historia del siglo XX demuestra de forma amplia que «las ideas sin dios son tan peligrosas como se alega que sean las divinas».

— Otro argumento contra «hacer a Dios» es que la implicación de motivación religiosa en la plaza pública es intrínsecamente sectaria. Fractura supuestamente el discurso público y exacerba las tensiones. Pero esto no es necesariamente verdad, sostiene el informe. Citando al Catecismo de la Iglesia Católica, Theos observa que la actividad inspirada por la religión puede ser una fuerza para el bien común de la sociedad.

— También se critica a la religión por ser «intrínsecamente inaccesible», y así las ideas guiadas por un sistema de creencias pueden fragmentar el discurso público y alienar a quienes están fuera de una tradición particular. El informe replica comentando que el debate en la plaza pública no es en ningún caso una suerte de discurso perfectamente neutral, que se vería dañado de alguna forma por la religión. Además, los creyentes religiosos son más que capaces de usar argumentos y principios que son de aplicación universal.

— Un argumento más común es que Dios y el César no tienen nada que hacer el uno con el otro, por lo que las iglesias deberían estar fuera de la arena pública. Theos, sin embargo, sostiene que el establecimiento del Reino predicado por Cristo es tanto un asunto público como una cuestión privada.

Las Iglesias no sólo tienen un papel legítimo que jugar, también tienen su parte en el mantenimiento del equilibrio político, sostiene el informe: «La creencia en la provisionalidad e impermanencia del poder político, que forma parte del fundamento del liberalismo político, es un legado del cristianismo al mundo moderno».

Cuando los estados olvidan que no gozan de una consideración absoluta de sus ciudadanos, pueden errar más fácilmente en la dirección del totalitarismo que deshumaniza a las personas, advierte el informe. «Éste es un error en el que puede caer el secularismo teofóbico», indica.

Echar una mano
El informe de Theos también apunta la valiosa aportación de caridad hecha por las iglesias a la sociedad civil. Un estudio en la región del noroeste de Inglaterra identificaba más de 5.000 proyectos significativos adscritos a la Iglesia, de naturaleza social y no religiosa, que implican a más de 45.000 voluntarios. Otro informe sobre la misma región estimaba que los voluntarios han contribuido con cerca de 8,1 millones de horas al año (el equivalente a 4.815 empleos a tiempo completo).

La UK Charity Commission aportaba más datos, calculando que hay más de 22.000 organizaciones de caridad trabajando actualmente en Inglaterra y Gales. Un número que sigue creciendo. En el 2005, no menos del 16,5% de las 5.000 nuevas organizaciones de caridad que se registraron eran religiosas.

Según Theos, la aportación religiosa a la sociedad civil es particularmente importante por cuatro razones principales.

— La primera, la implicación en la sociedad civil está casi siempre basada en organizaciones. Esto ayuda a asegurar una perspectiva más amplia que va más allá de las preocupaciones locales o de las actitudes individuales.

— La segunda, tal actividad de voluntariado tiende a centrarse comúnmente en quienes están en mayor necesidad.

— La tercera, los grupos religiosos suelen estar más dispuestos a comprometerse a largo plazo, y las estructuras parroquiales ayudan a asegurar la continuidad.

— La cuarta, los grupos religiosos suelen estar implicados no simplemente como otro grupo de interés especial sino como intermediarios potenciales entre los grupos de interés.

Mucho más que sólo pan

La aportación de la religión va mucho más allá de la ayuda material. Theos defiende que la religión también tiene un papel importante que jugar a la hora de satisfacer necesidades más profundas. Los británicos, como muchos occidentales, son más ricos que nunca. «La mayoría de las personas en Gran Bretaña viven en un paraíso material que dejaría a sus abuelos boquiabiertos», comenta el informe.

La gente vive
también más y de forma más sana. Sin embargo no todo va bien en nuestra sociedad de hoy. Esto se refleja en datos como el aumento del consumo de alcohol y drogas, los altos niveles de depresión y de enfermedades de transmisión sexual, y el aumento de los internos en prisión. Las encuestas de opinión, tanto en Gran Bretaña como en otros países, también indican en las últimas décadas bajos niveles de satisfacción o felicidad, a pesar del significativo progreso material.

La religión, explica el informe, ha predicado siempre un sistema de valores que fomenta un bienestar más profundo y ha actuado como contrapeso a la inclinación humana a la avaricia y al materialismo. Y valores como la confianza y la participación en la comunidad, relacionados con el florecimiento personal, social y económico, son características centrales de los grupos religiosos.

Además, los sistemas de valores religiosos están fuertemente relacionados con cuestiones vitales de felicidad personal, como la promoción del matrimonio de por vida, fiel y monógamo.

«El objeto de la política y la meta del florecimiento humano, como se entiende en el cristianismo, no son la misma cosa», observa el informe. No obstante, puede que tengan más en común en el futuro de lo que muchos desearían.

Por el padre John Flynn

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ZENIT Staff

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