MÉXICO, martes, 5, diciembre 2006 (ZENIT.org-El Observador).- La Iglesia católica en México atrae cada vez más atención por parte de los medios: a veces por el enorme impacto que tiene en la sociedad la voz y acción de sus representantes; a veces porque los medios buscan escándalos entre sus hombres que hagan noticia.

El padre Hugo Valdemar Romero es el director general de Comunicación Social de la arquidiócesis Primada de México. En cierto sentido, es el encargado de mantener la relación institucional del cardenal Norberto Rivera Carrera con los medios de comunicación nacionales.

--¿Cuál es la imagen de la Iglesia que se desprende de la cobertura sobre los acontecimientos que la involucran?

--Hugo Valdemar Romero: Es una imagen muy parcial, es muy institucional y por supuesto muy politizada; se percibe a la Iglesia como una instancia que incide mucho en el aspecto de la política, que opina sobre los conflictos, las situaciones y eso va en detrimento de percibir a la Iglesia en lo que es propio, es decir, su acción pastoral. Por un lado se resalta mucho un aspecto en detrimento del otro.

--Ahora bien, la Iglesia está participando cada vez más en los medios de comunicación para cumplir con su tarea evangelizadora ¿Cómo percibe la presencia de la Iglesia en los medios?

--Hugo Valdemar Romero: Ha habido una apertura lenta; sin embargo yo la veo consistente. En la ciudad de México es más difícil tener participación, aunque aquí están todos los medios. Es difícil por lo mismo que son medios nacionales, a diferencia del interior de la República, donde las relaciones, por ejemplo, entre la Iglesia y los dueños de los medios o la clase política, puede ser más estrecha y hay una presencia en los medios locales. De hecho, si nos ponemos a hacer un recuento de los programas que tiene la Iglesia, los espacios que nos ofrecen las televisoras, las páginas electrónicas de las diócesis, de movimientos, de los grupos que empiezan a abrirse, ya no es tan insignificante.

--Parece que se gana en presencia, pero los contenidos y las formas, ¿están a la altura de las exigencias de estos tiempos?

--Hugo Valdemar Romero: Aquí, como primer paso, hay un error: se ha pensado en tener el medio antes que el contenido, posiblemente debería ser al revés, primero pensar en los contenidos para el medio que se va a usar. Por esa razón, en la mayoría de las veces, los contenidos dejan mucho que desear en cuanto el manejo del lenguaje del medio que se usa. Pocos programas podemos tomarlos realmente como modelo, sin embargo también soy conciente de que en la medida en que se van haciendo este tipo de programas y experiencias se va aprendiendo y se va mejorando.

--Hay una realidad insoslayable: los laicos son los que están dando la cara en la tarea de evangelizar con los medios. ¿Qué pasa con los sacerdotes, los religiosos y religiosas?

--Hugo Valdemar Romero: No hay que olvidar que la Iglesia no tenía la posibilidad de acceder a medios electrónicos, esto se viene dando desde la reforma que se hizo en 1992. Es hasta ahora que empieza a haber esa apertura, ese perder el miedo, esa participación, pero todavía se percibe un gran temor a enfrentar los medios o a salir en los medios; hay una gran reticencia, incluso algo así como un prejuicio; se tiene pánico prácticamente a enfrentarlos. Cosa que no sucede con los laicos, porque es mucho más natural a su ámbito. También es cierto que empieza a haber una preocupación en los seminarios por formar a sus estudiantes en medios de comunicación. Empieza a emerger poco a poco esta posibilidad de que los sacerdotes accedan, den su mensaje, participen y lo puedan hacer adecuadamente; repito: tenemos esta deficiencia porque no teníamos la posibilidad. Ahora la tenemos pero hay que capacitar a la gente y abrir la mentalidad para que se pueda acceder.

--¿Qué retos vislumbra en el campo de las comunicaciones para la Iglesia en México?

--Hugo Valdemar Romero: El reto que tenemos aquí en México es que tarde o temprano las leyes van a cambiar y vamos a tener de manera legal la posibilidad de acceder a los medios. Lo que yo percibo, en general, es que no estamos preparados para esa apertura legal. Ante eso se percibe un temor, incluso en muchos de los obispos, de que al abrirse la posibilidad, los grupos protestantes, las otras iglesias nos van a llevar una enorme ventaja. Pero creo que no nos puede frenar el miedo, finalmente el avance se tiene que dar, es parte constitutiva de la libertad religiosa, en la que en México todavía estamos rezagados. Ha habido incluso presión internacional para que haya esta apertura como en cualquier país democrático.