Así lo constató al recibir en audiencia a los miembros de la Comisión conjunta internacional para el diálogo teológico con las Iglesias ortodoxas orientales.
Tras recordar que algunas de estas siete iglesias tienen su sede en países de Oriente Medio, el obispo de Roma constató que «la difícil situación que los individuos y las comunidades cristianas afrontan en el área es motivo de profunda preocupación para todos nosotros».
«De hecho –denunció–, a las minorías cristianas les resulta difícil sobrevivir en medio de este panorama geopolítico inestable, y a menudo se sienten tentadas a emigrar».
«En esas circunstancias –aclaró el Santo Padre–, los cristianos de todas las tradiciones y comunidades de Oriente Medio están llamados a ser valientes y decididos con el poder del Espíritu Santo».
El obispo de Roma deseó que «la intercesión y el ejemplo de los muchos mártires y santos, que dieron un valiente testimonio de Cristo en esas tierras, sostenga y fortalezca a las comunidades cristianas en su fe».