PARÍS, lunes, 12 febrero 2007 (ZENIT.org).-. La Iglesia católica de París ha aprovechado la preparación de la fiesta de San Valentín, el día de los Enamorados, para transmitir su mensaje sobre el amor mediante diversas celebraciones organizadas por las parroquias, en este fin de semana, del 10 al 11 de febrero.
Los organizadores de la celebración católica afirman que «la Iglesia tiene cosas que decir sobre el amor a los enamorados. Ella propone un amor que construye, que dura, que es fiel. No tiene sólo un discurso moralizante y de prohibiciones. Ella es más que ninguna otra una institución fundada para hablar del amor».
«No podemos contentarnos con proponer un modelo de familia, como si fuéramos los depositarios de su éxito, sin comprometernos, a todos los niveles, en un trabajo de mucho esfuerzo para ayudar al desarrollo de mejores condiciones para la vida familiar», ha declarado monseñor André Vingt-Trois, arzobispo de París, en este contexto.
«Hemos hecho mucho y hacemos todavía mucho, para la preparación al matrimonio y el apoyo a un compromiso serio de los esposos –añade–. Sabemos que esto no es suficiente. Hace falta también acompañar a las familias en su aventura y en su pruebas».
Y partiendo de estas orientaciones de su pastor, las parroquias de París han trabajado desde el mes de septiembre en la realización del proyecto que concluyó este fin de semana.
El sábado 10 de febrero, las parroquias organizaron una velada festiva y misionera con la que propusieron a las parejas hacer una pausa para festejar el amor.
Desde la velada testimonio-danza sobre una barca, a la cena a la luz de las candelas, cada propuesta tiene la voluntad clara de invitar y acoger al mayor número de parejas.
Fueron también objetivos de estas propuestas recibir a quienes se han casado recientemente, quienes han bautizado a un hijo, y también invitar a las parejas que no están regularmente en contacto con la Iglesia.
Estos son algunos ejemplos de propuestas que se han realizado este fin de semana: una cena a la luz de las candelas en las criptas de la iglesia de San Sulpicio, una cena de crêpes para «Quince-Veinteañeros», una cena de barrio, una cena-testimonio organizada por la iglesia Saint-Christophe de Javel.
El domingo 11 de febrero, en algunas parroquias, las parejas renoaron las promesas de su matrimonio durante la celebración de la misa.
A primeras horas de la tarde, tuvo lugar una peregrinación crucero en barco por el Sena, abierta a todas las familias. Esta peregrinación fue la ocasión para escuchar las vidas de santos parisinos y descubrir París desde el río.
En este tiempo de esparcimiento familiar participaron entre dos y tres mil personas.
Esta peregrinación llevó a los participantes a la catedral de Notre-Dame de Paris donde clausuró la jornada una celebración presidida por monseñor Vingt-Trois.