Los obispos suizos critican una sentencia sobre ayuda al suicidio

El Tribunal Federal la admite para enfermos psíquicos

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GINEBRA, miércoles, 14 febrero 2007 (ZENIT.org).- En una sentencia del Tribunal Federal de Suiza admitió que las personas afectas de disturbios psíquicos pueden también recurrir a una asistencia médica al suicidio, como los otros enfermos.

La Comisión de Bioética de la Conferencia Episcopal Suiza (CES) juzga «muy inquietante» esta sentencia, pero constata que es «la consecuencia lógica» de una actitud demasiado liberal en materia de ayuda al suicidio en Suiza.

Para la CES, la sentencia del Tribunal Federal (TF) es «inquietante» pues, entre las personas que sufren enfermedades psíquicas, la demanda de suicidio es a menudo la expresión de patologías psíquicas (sobre todo entre las personas de edad geriátrica). En este caso, muchos psiquiatras indican que la autonomía del enfermo está muy disminuida, así como su capacidad de discernimiento.

De todos modos, dice el comunicado de la CES, los mismos profesionales no desean evaluar tales peticiones de asistencia al suicidio.

En general, salvo en Holanda, país extremadamente liberal en esta campo, no se ha recomendado entrar en esta materia.

Además, en Suiza, esto presentará el problema de la intervención de asociaciones de ayuda al suicidio, tales como «Exit» o «Dignitas», en los hospitales psiquiátricos. La sentencia del TF es en este sentido muy inquietante, insiste la CES.

La argumentación de la Comisión ética es la siguiente: la sentencia del Tribunal Federal es en cierto sentido «lógica».

«En efecto. En cuanto se pone el acento en la ‘autonomía’ del paciente, de manera no crítica, no se ve ya dónde pararse en una demanda de ayuda al suicidio que se remite a una autonomía mal entendida», señala.

Al final, añade el comunicado, no habrá ninguna razón para rehusar la ayuda al suicidio a las personas con buena salud. «Esta sentencia del Tribunal Federal es una prueba del callejón sin salida en el que se ha metido Suiza», subraya.

En realidad, la dignidad de la persona y el respeto a su justa libertad implican que la ayuda al suicidio no forme parte de la actividad médica, porque es contraria a los fines de la medicina. La Comisión Bioética de la CES insiste en que se respete absolutamente este principio fundamental de la ética médica.

Según la Comisión, la solución verdadera y humanista implica un desarrollo de los cuidados paliativos, independientemente de los costes generados por el respeto a la vida de las personas. La vida no tiene precio, afirma la Comisión. Y añade que lo que se juega en estas cuestiones es el sentido mismo de la profesión médica.

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ZENIT Staff

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