«Alcohol, el desafío de la moderación»

Documento de los obispos irlandeses ante la Cuaresma

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MAYNOOTH, domingo, 18 febrero 2007 (ZENIT.org).- Mientras Irlanda vive una riqueza económica sin precedentes, sigue luchando contra la lacra del creciente consumo de alcohol que impacta en el hombre y en la sociedad, afirma la Conferencia Episcopal de este país.

En la carta pastoral «Alcohol, el desafío de la moderación», los obispos irlandeses afirman que el alcohol reta a actuar al pueblo irlandés, la Iglesia Católica y el Gobierno.

Entre las acciones más urgentes, según los prelados, hay que destacar que los católicos se «abstengan de alcohol durante la Cuaresma» y animen a familiares y amigos a beber menos.

Es necesario, proponen, que el pueblo irlandés se comprometa a recortar su consumo en un tercio y que el Estado haga de la financiación del tratamiento y de los centros de recuperación una prioridad.

«Nuestra lucha contra el alcohol continúa –aseguran los obispos en el documento–. Debemos a esta generación y a la siguiente encontrar el modo de que no sea destructivo o dañino, para disfrutar del alcohol como un don de Dios».

Publicada antes del Día de Oración Por la Templanza, el 18 de febrero, y del inicio de la Cuaresma, la carta pastoral señala el contraste entre dos significativas tendencias que impactan en la sociedad irlandesa: el crecimiento de la nación como un poder económico y el aumento del consumo de alcohol.

El arzobispo Diarmiud Martin de Dublín y su obispo auxiliar Eamonn Walsh -vicepresidente de la Iniciativa sobre Drogas y Alcohol, de los Obispos Irlandeses- se cuentan entre quienes que presentaron la carta pastoral este viernes en Dublín, ante una estatua del padre Theobold Matthew, que fundó el Movimiento por la Templanza en Irlanda y murió hace 150 años, tras dedicar su vida a combatir los problemas causados por el abuso del alcohol.

«Irlanda en el siglo XXI es una tierra de suertes contradictorias. Nos hemos encontrado, en un relativamente corto período de tiempo, siendo una de las naciones más ricas de Europa. La economía ha crecido a un ritmo inesperado», dicen los obispos.

Mientras «nuevas presiones» están impactando en el hogar y muchos «luchan por conservar los valiosos valores aprendidos en tiempos con menos tensiones», los obispos constatan que el consumo de alcohol en el pueblo irlandés ha subido un 40% en los últimos diez años, «en un momento en que otros países en Europa están reduciendo su ingesta».

«Consejeros sobre adicción pueden dar testimonio de la infelicidad en las familias en las que ha arraigado una incontrolable adicción» afirman, añadiendo que las estadísticas muestran que miles de personas siguen poniendo a sus familias en un «riesgo inaceptable» al conducir bajo el influjo del alcohol.

Indican «Alcohólicos Anónimos» «como el mejor camino para recuperar a gente que se ha hecho dependiente del alcohol», indicando que el programa de los Doce Pasos se centra en «su crucial creencia» en Dios como «un poder superior» que es el único «sendero de recuperación».

«El alcohol nos sitúa frente a nuestra propia fragilidad y debilidad –añaden los obispos–. Incluso aquellos que no son adictos necesitan el apoyo de un poder superior en el viaje a través de la vida si queremos evitar los peligros de la adicción. Necesitamos el apoyo de los amigos, de la familia y de Dios. Verdaderamente, hay mucha gente a nuestro alrededor que necesita nuestro apoyo».

El alcohol fuerza a los individuos a afrontar la «nuestra vulnerabilidad y el hecho de que «como humanos y como miembros de la Iglesia de Dios, estamos juntos en una comunidad», añaden.

Asimismo, dicen los obispos, el pueblo irlandés debe aceptar que «más no es siempre mejor», que todos son responsables de «dar y recibir buen ejemplo» y que deberían aceptar «apoyar los esfuerzos del Estado para promover la moderación».

«La moderación es una buena noticia para la salud, las relaciones, gastos personales y, más importante, es buena para el espíritu humano –subrayan–. Quienes han experimentado el abuso de alcohol (u otras drogas) en su casa saben la angustia que conlleva».

Los obispos urgen a todos «a expresar nuestra preocupación sobre ‘el trago’ y compartir nuestra creencia en el valor de la moderación».

Mientras subrayan que la responsabilidad de actuar recae en el pueblo irlandés, exigen al Gobierno jugar «un importante papel… respondiendo al desafío».

Urgen a que los ingresos «obtenidos a través de la industria de bebidas» sean canalizados a preparar en habilidades de intervención familiar y al acceso a programas de recuperación y tratamiento.

«Los beneficios deberían con el tiempo dar un inmenso rendimiento en restaurar la dignidad humana», subrayan los obispos.

Según los prelados deben implicarse las iglesias y las parroquias en seguir ofreciendo espacio para las reuniones de los doce pasos para recuperar a alcohólicos.

También alientan el proyecto piloto de la Iniciativa sobre Drogas y Alcohol de los Obispos Irlandeses para recoger y distribuir ideas sobre cómo se puede promover la moderación a nivel eclesial local.

Para los católicos, la Cuaresma es un tiempo en que muchos «observan templanza», dicen los obispos, indicando que «la libertad y los recursos extra que tengan pueden ser canalizados para ayudar a otros necesitados, aquí o en el tercer mundo»

«Si promovemos la abstinencia o moderación y creamos actitudes hacia el uso del alcohol que conduzcan a un mejor y más sano modo de vida, entonces verdaderamente estaremos dejando un maravilloso legado a las generaciones futuras», concluyen los obispos.

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ZENIT Staff

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