El presidente de la Conferencia Episcopal Mexicana y la Conferencia del CELAM

QUERÉTARO, jueves, 22 febrero 2007 (ZENIT.orgEl Observador).- Entrevistado por Zenit-El Observador, el obispo de Texcoco, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y vicepresidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), monseñor Carlos Aguiar Retes, vislumbra un tiempo de gracia con la celebración de la Quinta Conferencia del Consejo Episcopal Latinoamericano a celebrarse del 13 al 31 de Mayo en Aparecida, Brasil.

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La impresión de quien encabezará la segunda delegación más importante de este encuentro de la Iglesia toda del continente americano, más España y Portugal, es que la Quinta Conferencia servirá, entre otras cosas, para relanzar el mensaje del Evangelio en el compromiso misionero del «continente de la esperanza», para superar el divorcio entre fe y vida pública que ha sido el motivo de la deserción de un importante número de católicos en los países que participarán en la Conferencia.

–¿Qué esperanzas tiene el episcopado mexicano que usted encabeza sobre la Quinta Conferencia del Episcopado Latinoamericano?

–Monseñor Carlos Aguiar Retes: Esta Quinta Conferencia se está preparando en unos momentos en los cuales vivimos serenidad de parte de los episcopados de América Latina; serenidad no exenta de realismo: no que estemos contentos con lo que estamos viviendo, sino que hay, internamente, en la Iglesia un clima de unidad y de comunión que, quizá, no se veía en las anteriores cuatro conferencias. Esto da la pauta para buscar soluciones para encontrar la fórmula de que la Iglesia enfrente los desafíos enormes que se le presentan.

–¿Cuáles son los principales desafíos a los que se enfrenta la Iglesia latinoamericana el día de hoy?

–Monseñor Carlos Aguiar Retes: El enemigo más grande que tenemos que enfrentar es al interior de la propia Iglesia y se llama divorcio fe y vida. Esto ha sido señalado desde la primera Conferencia General en Río de Janeiro. Explícitamente fue señalado en Medellín, en Puebla y en Santo Domingo. El divorcio fe y vida daña a la integridad y a la vida misma de la Iglesia y la debilita para enfrentar su misión.

–El tema del discipulado que centra la Conferencia, ¿trata de superar este divorcio?

–Monseñor Carlos Aguiar Retes: La verdad que estamos muy contentos con el tema de fondo, pues toca a la persona y ya no al contexto. Del contexto ya tomamos conciencia. Ahora el tema nos convoca a fortalecer la vida interna de la Iglesia, no para contemplarnos a nosotros mismos, sino para afrontar los desafíos que tiene el mundo de hoy.

–¿Qué tanta preocupación tiene la Iglesia católica por el avance, tan anunciado en la prensa secular, de las sectas en América Latina?

–Monseñor Carlos Aguiar Retes: Aunque la Iglesia en México tiene el problema, en proporción, mucho menor a otras iglesias latinoamericanas, ayudada por la religiosidad popular, nos preocupa. También nos hemos dado cuenta que está en nuestras manos atajar el problema. Tenemos la forma de enfrentarlo. El paso de una persona de religión católica a otros grupos religiosos, obedece en gran medida a que no se tiene formación religiosa adecuada y no descubre en los espacios pastorales una señal de identidad que le haga sentirse parte de la Iglesia misma. Más que pelearnos con las otras formaciones religiosas, debemos fortalecer la acción pastoral con nuestra propia feligresía.

–¿Qué dirección se asumirá sobre la formación sacerdotal en la Quinta Conferencia?

–Monseñor Carlos Aguiar Retes: Yo creo que va a tocar de manera directa tanto la formación permanente del presbítero como su formación inicial en el seminario. Hay numerosas vetas que tenemos que descubrir para potenciar la capacidad de formación de los seminaristas como discípulos del Señor y como comunidad de discípulos. El punto clave es que la formación debe de atender la «bajada» de la mente al corazón. Por muchos años se acentuó el aspecto académico de la formación de los sacerdotes. Sin dejar de ser esto importante, debe ahora preocuparnos que lo que entre en la mente sea interiorizado y vivido en la conducta de cada uno de los seminaristas.

–Volvamos –si me lo permite– al divorcio entre fe y vida pública, que en América Latina es muy grave. ¿Será la Quinta Conferencia del Episcopado Latinoamericano un revulsivo para relanzar a los católicos a buscar ocupar el lugar que nos corresponde, por ejemplo, en la política?

–Monseñor Carlos Aguiar Retes: Este es uno de los temas centrales de la Quinta Conferencia. El futuro de América Latina depende, en buena medida, del papel que jueguen los líderes políticos con convicciones católicas en la transformación de la realidad. El discípulo no es solamente aquel que va a Misa los domingos o que de alguna forma se compromete con el culto, sino es aquel que lleva en su corazón las convicciones del Evangelio y actúa –conforme a su conciencia y a su fe– en todos los órdenes de su vida. Va a haber, sin duda, una fuerte atención de los obispos y los expertos sobre este tema fundamental, herencia, por otra parte, de casi dos siglos de influencia en América Latina del pensamiento liberalista.

–Por último, el Papa ha insistido mucho en la Eucaristía como centro de la vida de comunión cristiana, ¿ustedes también lo harán?

–Monseñor Carlos Aguiar Retes: Las convicciones de la fe se nutren y se alimentan del Pan de la Vida. A partir de la Eucaristía se hacen la comunidad y la Iglesia. El creyente toma de la asistencia de la Gracia la fuerza para ir a sus labores cotidianas convencido de que se va a vencer al mundo. Desde luego que la espiritualidad de la Quinta Conferencia será profundamente eucarística.

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ZENIT Staff

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