La Fundación fue instituida por el Papa Karol Wojtla después de su primer viaje a África, en 1980, en el que en Burkina Faso (entonces Alto Volta) lanzó un dramático grito en nombre de esas poblaciones que diariamente luchan por sobrevivir ante el avance del desierto.
El Consejo de Administración está formado por nueve obispos en representación de los episcopados de nueve países del Sahel. La custodia de los fondos corresponde al Consejo Pontificio «Cor Unum».
Monseñor Karel Kasteel, secretario de este Consejo vaticano encargado de alentar y coordinar la obra de caridad de las instituciones católicas en el mundo, reconoce que en el Sahel la primera necesidad es la «supervivencia».
«A causa de los grandísimos cambios climáticos, a las poblaciones les cuesta mucho arrancar sus tierras al desierto, porque, como es sabido, el Sáhara sigue avanzando», afirma el prelado.
«Tienen necesidad de medios, tienen necesidad de ayudas –sigue diciendo–. Y teniendo en cuenta que es muy difícil saber utilizar todas las tecnologías, también tienen necesidad de formación».
Por este motivo, revela, la Fundación también ofrece becas para estudiantes.
El prelado considera que los católicos del mundo ante todo pueden ofrecer sus oraciones por las necesidades de los habitantes de esos países. En segundo lugar, les invita a colaborar económicamente con la labor concreta que realiza la fundación.
Puede destinarse ayuda a través de la página web de la fundación http://fjp2.zcp.bf o pidiendo información a fond.jp2@cenatrin.bf .