SANTO DOMINGO, jueves, 8 marzo 2007 (ZENIT.org).- Con motivo del 163 aniversario de la independencia nacional, los obispos dominicanos hicieron público ayer 7 de marzo un mensaje al pueblo dominicano en el que tocan varios aspectos fundamentales, que afectan actualmente al país.
La Conferencia del Episcopado Dominicano (CED) en su mensaje señala que aunque tiene como misión principal santificar las almas y hacerlas participes de los bienes sobrenaturales, se preocupa, de las necesidades que la vida diaria plantea a los seres humanos y especialmente las que actualmente afectan a los dominicanos, tales como: la Alimentación, la Educación, la Violencia, la Justicia Social, la necesidad de mejorar los Servicios Básicos, la Vivienda, Reajuste salarial, Reforma Constitucional, Energía Eléctrica, la Contienda Electoral de los Partidos Políticos y la falta de Proyección de Futuro.
El mensaje –presentado por monseñor Ramón De La Rosa y Carpio, en su condición de presidente de la CED y por monseñor Ramón Benito Ángeles Fernández secretario general de la CED- hace un llamamiento a unir esfuerzos y dar pasos definitivos, cambiando la mentalidad y actitud egoísta e individualista, por una actitud solidaria.
Los obispos manifiestan preocupación por el sistema educativo, y aunque reconocen el esfuerzo del Estado, exhortan a sus autoridades y a la sociedad, pasar de las buenas intenciones a la acción. Dicen que la peor pobreza del ser humano es la de su ignorancia insalvable, indican que es una de las raíces de la delincuencia y la violencia vigente.
La Iglesia ve como reto fundamental combatir la droga y el narcotráfico, como causa que produce la violencia y la delincuencia; puesta de manifiesto en el crecimiento de crímenes de género, atracos, robos, así como casos de venganzas personales, el tomar la justicia por cuenta propia, esto ultimo por la desconfianza a la Justicia oficial.
En ese mismo orden los obispos consideran que hay algo peculiar en esta violencia que inquieta y debe preocupar al Gobierno y a la dirección de la Policía; «el alto número de policías y ex policías de militares y ex militares –oficiales superiores, subalternos y clase- involucrados una y otra vez en actos delictivos: droga, asaltos y crímenes. Esto cuestiona los sistemas de selección, su seria formación y su control».
Los obispos consideran que siendo el aborto una supresión violenta de una vida, sería una contradicción palmaria y un fariseísmo imperdonable rasgarse las vestiduras ante el crimen alevoso de la supresión violenta de vidas ajenas y gritar contra la pena de muerte y defender después tranquilamente el aborto y pretender legalizarlo.
Sobre los servicios básicos, el Episcopado dominicano le recuerda al Gobierno que arreglar sustancialmente el problema energético fue una de sus repetidas promesas, aunque reconocen que hay mejoras en algunos sectores, los apagones siguen castigando; por lo que piden un mayor esfuerzo a las autoridades competentes. «Todos sabemos que están en curso varios proyectos de energía alternativa (eólica y solar) y de hidroeléctricas. Urge presionen a sus patrocinadores», subrayan los obispos.
De igual forma se refieren a la vivienda, puntualizando, que hay un gran desequilibrio entre la oferta habitacional entre la clase pudiente y las viviendas de función social.
Otro aspecto que propone el mensaje, es el ajuste salarial; «queremos recordarles que un salario ‘justo’, adecuado al costo de vida, es un derecho fundamental del trabajador».
Aumentar el poder adquisitivo de la gente no es solo proporcionarle tranquilidad ante la vida, sino reanimar el comercio y la industria ante una mayor demanda. Evitando, por supuesto la inflación y controlando seriamente la especulación, indican los obispos.
Los obispos aluden a la reforma constitucional, exhortando a que sea verdaderamente consensuada por todos. «El bien de la nación y de nuestra democracia reclama que no se escatimen esfuerzos; que dicha Constitución satisfaga los deseos e ideales sanos de todos los dominicanos y dominicanas de buena voluntad y que sea realmente consensuada por todos. Para ello es necesario que no se haga con prisas pero de ningún modo con pausa ni dilaciones».
A los partidos políticos, piden que la justa electoral, dadas las dificultades económicas del país y la situación del mundo sea corta y austera, sin grandes dispendios económicos.
«Estamos en cuaresma –concluyen los obispos dominicanos–, tiempo de reflexión y conversión y contamos con el poder de Dios para conseguirla. Son muchas las actitudes y comportamientos que debemos cambiar y la cuaresma es tiempo de gracia, de misericordia y benevolencia divina».