CIUDAD DEL VATICANO, martes, 13 marzo 2007 (ZENIT.org).- «Sacramento del amor» («Sacramentum caritatis») es el título del segundo documento más importante del pontificado de Benedicto XVI, después de su encíclica «Deus caritas est», publicado este martes, en el que recoge las conclusiones del sínodo de obispos del mundo celebrado en octubre de 2005 sobre la Eucaristía.
En el sacramento de la presencia real de Jesús, explica la exhortación apostólica postsinodal, «se manifiesta el amor “más grande”, aquél que impulsa a “dar la vida por los propios amigos”», afirma el Papa.
El documento, como el sínodo celebrado en el Vaticano, busca que los fieles católicos de todo el mundo redescubran que «en el Sacramento del altar, el Señor va al encuentro del hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, acompañándole en su camino».
«En este Sacramento el Señor se hace comida para el hombre hambriento de verdad y libertad. Puesto que sólo la verdad nos hace auténticamente libres, Cristo se convierte para nosotros en alimento de la Verdad», aclara.
Al reunir las propuestas surgidas en el sínodo de la Eucaristía, en el que el nuevo Papa introdujo intervenciones libres, el texto comienza reafirmando «el influjo benéfico que ha tenido para la vida de la Iglesia la reforma litúrgica puesta en marcha a partir del Concilio Ecuménico Vaticano II».
«Los juicios positivos han sido muy numerosos –recuerda el pontífice–. Se han constatado también las dificultades y algunos abusos cometidos, pero que no oscurecen el valor y la validez de la renovación litúrgica, la cual tiene aún riquezas no descubiertas del todo».
El documento presenta meditaciones sobre el misterio de la Eucaristía y las compagina con indicaciones de carácter práctico que buscan renovar el amor y la veneración de los católicos por el sacramento.
Fue presentado en la mañana de este martes en la Oficina de Prensa de la Santa sede por el cardenal Angelo Scola, Patriarca de Venecia, quien fue el relator general del sínodo sobre la Eucaristía, y por el arzobispo Nikola Eterovic, secretario general del sínodo de los obispos.
Celibato sacerdotal; comunión a divorciados vueltos a casar
«Sacramentum caritatis» recuerda que el acceso a la comunión en la misa celebrada en la Iglesia católica está reservada a las personas en plena comunión con la Iglesia católica. Al mismo tiempo, ve en el deseo de poder concelebrar un día la Eucaristía con los hermanos ortodoxos y con los hijos de la Reforma un importante impulso para lograr la unidad plena.
El documento confirma el «sentido profundo del celibato sacerdotal, considerado justamente como una riqueza inestimable». Ante la escasez de sacerdotes, pide «tener la valentía de proponer a los jóvenes la radicalidad del seguimiento de Cristo, mostrando su atractivo».
La exhortación ratifica la indisolubilidad del matrimonio, recuerda que no pueden acceder a la comunión quienes se han divorciado y contraído nuevas nupcias, pero asegura que la Iglesia, sigue a estas personas «con especial atención».
Buena parte del texto está dedicada a proponer aspectos para vivir más intensamente la Eucaristía o para reflejar su belleza. Ofrece indicaciones para la homilía, para el rito de la paz, o para la despedida de la asamblea.
Catequesis
Para que pueda tener lugar esta renovación del amor de los católicos por la Eucaristía, el obispo de Roma considera de vital importancia aplicar una «catequesis mistagógica», que introduce «en el significado de los signos contenidos en los ritos».
«Este cometido es particularmente urgente en una época como la actual, tan imbuida por la tecnología, en la cual se corre el riesgo de perder la capacidad perceptiva de los signos y símbolos. Más que informar, la catequesis mistagógica debe despertar y educar la sensibilidad de los fieles ante el lenguaje de los signos y gestos que, unidos a la palabra, constituyen el rito», aclara.
Adoración eucarística
Otro elemento clave necesario para que crezca el amor por la Eucaristía, según el Papa, es la adoración del Sacramento. «La adoración fuera de la santa Misa prolonga e intensifica lo acontecido en la misma celebración litúrgica». «En este acto personal de encuentro con el Señor madura luego también la misión social contenida en la Eucaristía y que quiere romper las barreras no sólo entre el Señor y nosotros, sino también y sobre todo las barreras que nos separan a los unos de los otros».
Doctrina social de la Iglesia
«La oración que repetimos en cada santa Misa: “Danos hoy nuestro pan de cada día”, nos obliga a hacer todo lo posible, en colaboración con las instituciones internacionales, estatales o privadas, para que cese o al menos disminuya en el mundo el escándalo del hambre y de la desnutrición que sufren tantos millones de personas, especialmente en los países en vías de desarrollo», afirma.
«El cristiano laico en particular, formado en la escuela de la Eucaristía, está llamado a asumir directamente la propia responsabilidad política y social», aclara.
Para lograr este objetivo, «es necesario promover la doctrina social de la Iglesia y darla a conocer en las diócesis y en las comunidades cristianas».
La conclusión constata: «¡Cuántos santos han hecho auténtica la propia vida gracias a su piedad eucarística!».Entre éstos, menciona tres beatos, la Madre Teresa de Calcuta, el joven deportista e ingeniero italiano Piergiorgio Frassati (1901-1925) y el joven profesor croata Iván Mertz (1896-1928).
«La santidad ha tenido siempre su centro en el sacramento de la Eucaristía», concluye la exhortación.
Puede leerse el documento en la sección de documentos de la página web de Zenit (www.zenit.org).