BANGALORE, miércoles, 21 marzo 2007 (ZENIT.org).- Lugares creados por Dios para llenarnos de Su Espíritu, para oír su Palabra y para conocer y amar a Su Hijo: así define los Santuarios el presidente de la Conferencia de los Obispos Católicos de la India (CBCI).
El cardenal Telesphore Placidus Toppo –arzobispo de Ranchi (Bihar)– intervino la semana pasada en la Consulta Internacional sobre Santuarios y Peregrinaciones que se celebró en Bangalore.
Aprovechó la ocasión para subrayar la importancia de los Santuarios alertando de que son «signos visibles del poder del amor de Dios», como recogió en su web la CBCI.
Y es que «el Espíritu de Dios está presente cuando los creyentes le preparan su corazón, y la gente acude a los santuarios precisamente con esta disposición», aclaró.
El purpurado indio no dudó en trazar paralelismos con otras religiones, señalando que los lugares sagrados son reconocidos por todas las culturas religiosas, pues buscan responder a una necesidad real presente en el corazón de la gente, que busca el contacto con Dios.
Profundizó a continuación en la relevancia de los Santuarios en el Cristianismo, recordando que existen desde siempre en su historia: «Desde el principio, tenemos lugares sagrados donde Jesús transcurrió su vida (terrena)», señaló el cardenal Toppo.
Y respecto a la vida de Jesús, hizo hincapié en que «Él mismo fue varias veces a Jerusalén a celebrar grandes fiestas judías», igual que por la tradición sabemos que «la vida de Jesús se describe como un viaje a Jerusalén, una peregrinación».
El purpurado indio recalcó el hecho de que los lugares sagrados atraen elevados números de personas, y citó Jerusalén, Roma, Santiago de Compostela, Calcuta, Vailankanni (en Tamil Nadu) y Sardhana (en Meerut).
«Cuando los cristianos visitan estos lugares, experimentan inmensa alegría y allí sienten, de hecho, la presencia de Jesús, el Señor Resucitado», constató.
En cuanto al surgimiento de un lugar sagrado, indicó que en la tradición cristiana estos sitios tienen esa consideración por una especial intervención de lo Alto.
«Como en el caso de Lourdes, probablemente el mayor centro de peregrinación mariano, y Fátima, donde María, la Madre de Jesús, acudió a exhortar a los creyentes a un mayor compromiso por Cristo y los valores del Evangelio», ejemplificó.
El purpurado abordó también la razón de que signos visibles del poder del amor de Dios, como sanaciones y conversiones, tiendan a experimentarse más en los lugares sagrados: porque se trata de un camino que las personas emprenden a un lugar sagrado realizado en fe, sin otros condicionamientos.
«Más aún, cuando otros creyentes les acompañan, fortalecen su fe e intención», añadió.
«Los Santuarios y lugares de peregrinación, que el Señor ha creado para nosotros, existen para que podamos llenarnos de Su Espíritu, oír la Palabra de Dios, llegar a conocer a Su Hijo Jesús y nuestro Salvador más íntimamente y amarle más ardientemente», sintetizó.