SAN SALVADOR, miércoles, 20 marzo 2007 (ZENIT.org).- El arzobispo de San Salvador, monseñor Fernando Sáenz Lacalle, anunció que la Iglesia realizará el 24 de marzo un serie de actos para recordar el «sacrílego» asesinato de monseñor Oscar Arnulfo Romero, en su 27º aniversario.
«El próximo sábado conmemoramos el vigésimo séptimo aniversario de la muerte de monseñor Romero, un sacrilegio terrible», declaró monseñor Sáenz Lacalle durante una rueda de prensa tras celebrar la misa dominical en la catedral de San Salvador.
El arzobispo informó que la celebración durará toda la jornada y se iniciará con peregrinaciones a la cripta de la catedral donde reposan los restos del arzobispo.
El acto central de la celebración será una misa en la catedral a las 12 horas locales del sábado, a la que acudirán los sacerdotes de todas las parroquias de la diócesis que llegarán en autobuses con centenares de feligreses.
A las 19,30 locales del próximo sábado tendrá lugar en el atrio de la catedral una celebración que será presidida por el obispo de San Marcos, Guatemala, monseñor Alvaro L. Ramazzini Imeri.
«Es buena ocasión para animar a que todos demos curso al proceso de beatificación de monseñor Romero, enviando testimonios de favores recibidos (milagros) a la oficina de canonización del arzobispado», subrayó el arzobispo Sáenz Lacalle.
En cuanto al curso del proceso de canonización, que se inició el 24 de marzo de 1994 a nivel local y que luego en 1996 pasó a Roma, monseñor Sáenz indicó que «está en una parte muy inicial, puesto que tengo entendido que (el caso) no ha salido de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe y no ha pasado todavía a la Congregación para la causa de los Santos».
«Hay una manera de acelerar este proceso, en primer lugar no estorbándolo con planteamientos políticos o utilización política de su figura y en segundo lugar, lo que es más importante pedir muchos favores extraordinarios, curaciones milagrosas incluso con mucha fe a Dios nuestro señor a través de monseñor Romero», indicó.
Monseñor Romero fue asesinado el 24 de marzo de 1980, mientras celebraba la eucaristía en la Capilla del Hospital de la Divina Providencia, por un sicario pagado.
Una «Comisión de la Verdad» creada por la ONU culpó como autor intelectual del asesinato al mayor del ejército Roberto D’Aubuisson, quien murió de cáncer en febrero de 1992.
Su causa de canonización fue abierta por su sucesor, monseñor Arturo Rivera y Damas. Monseñor Romero ha recibido el reconocimiento de otras confesiones cristianas, como la Comunión Anglicana: es uno de los diez mártires del siglo XX representados en las estatuas de la Abadía de Westminster, en Londres.