Las posiciones se han hecho más decididas al anunciarse que el dictamen de ley para despenalizar el aborto en la capital de la República llegará al pleno de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal el próximo 12 de abril, para votar dicha ley a más tardar el 17 de abril.
En la propia capital, y en varias ciudades del interior del país, como León y Mérida, se llevaron a cabo marchas multitudinarias de rechazo a las propuestas pro abortistas de asambleístas del Distrito Federal, liderados por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y por el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
En la Ciudad de México, miles de católicos avanzaron por calles del centro de la ciudad y culminaron la marcha por la vida con la celebración eucarística presidida por el cardenal Norberto Rivera Carrera en la Basílica de Guadalupe.
Mientras tanto, en León, cerca de 4 mil personas se pronunciaron contra la misma iniciativa, concluyendo con la misa presidida por el arzobispo José Guadalupe Martín Rábago.
En la celebraciones dominicales, prácticamente todos los obispos de México condenaron duramente la iniciativa de despenalizar el aborto.
Estas declaraciones coincidieron con el Día Internacional del Niño por Nacer y con la clausura del Tercer Congreso Internacional Provida, celebrado en México, en el que el cardenal Alfonso López Trujillo, presidente del Consejo Pontificio para la Familia, advirtió sobre la extensión de la cultura de la muerte.
Al final del Congreso se publicó la «Declaración por México» en la cual asociaciones y grupos católicos se comprometieron a defender la vida como una obligación ciudadana; a exigir que la dignidad del ser humano sea considerada por los legisladores como prioridad y a repudiar, por todas las vías al aborto del cual, informaron, se llevan a cabo un promedio de cien mil al año en México.
Durante su participación en el Tercer Congreso Internacional Provida, el cardenal Norberto Rivera Carrera hizo un llamado a los legisladores del Distrito Federal para que se abstengan de despenalizar al aborto tal y como se han propuesto hacerlo.
«No es un problema de dogma; no es correcto imponer una opinión sin discutir la racionalidad que hay detrás de estas posturas; las leyes, sean cual sean y en el campo que fueren, tienen el propósito de respetar la vida, una ley que no respeta la vida es inicua», subrayó el también arzobispo primado de México.
Por su parte, el obispo de Texcoco y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, monseñor Carlos Aguiar Retes, exigió el domingo «que no se despenalice el aborto, para que siga habitando en la ley y en el corazón de cada mujer el precepto de que no podemos ir contra la vida».
Y hablando en torno al Evangelio del domingo –la mujer adúltera– advirtió: «Jesús no condena a la mujer, él condena el pecado pero no a la mujer. Lamentablemente muchos intelectuales, muchos comunicadores, muchos políticos se han confundido».
Mientras tanto, el obispo de Ecatepec, monseñor Onésimo Cepeda, señaló que «el único que puede decidir quién vive y quién muere es Dios; porque el aborto no es otra cosa que un asesinato y no podemos matar, mucho menos a aquel que no se puede defender».