El presidente del Episcopado argentino marcó, además, tres características que tuvo la reunión: Preparación de abajo hacia arriba, que se haya realizado en un santuario mariano como el de la Virgen de Aparecida, y el método deliberativo que trazó el Papa Benedicto XVI en la apertura, que –destacó– «no cerró ninguna puerta y buscó siempre la voluntad de Dios desde un clima de colegialidad».
Tras explicar que en la redacción del Documento –cuyo comité de redacción él mismo presidió– hubo que integrar 2.240 modos, con «múltiples y notorias desprolijidades de estilo», precisó que se votó que la presidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) reordenara los párrafos con la ayuda de peritos en lengua de Honduras y Chile.
El cardenal Bergoglio aclaró que el pontífice se «resistió muchísimo» a retocar el Documento en Roma, para que no perdiera su impronta latinoamericana y señaló que el texto es el «penúltimo paso» de la V Conferencia, que tendrá como último la misión continental.
Palabra de peritos
El presbítero Carlos Galli, uno de los peritos que participó de la V Conferencia, aseguró que el Documento traza «líneas pastorales muy misioneras y apuesta fuerte a la integración de Latinoamérica», y pidió no tomar ese texto conclusivo como «una obra de autor sino como el consenso votado con mucha unanimidad».
«No es una cotraofensiva ante la pérdida de fieles sino un proyecto misionero para el siglo XXI», puntualizó el sacerdote al referirse a la misión continental.
Por su parte, el presbítero Víctor Manuel Fernández, consideró que «la gran clave» es el lema «Discípulos y misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en El tengan vida», que estructuró el Documento. Tras destacar que la palabra vida aparece 631 veces en el documento, precisó que convoca a una «actividad misionera más intensa que llegue a los que están más abandonados, en la periferia» y a una opción preferencial por los pobres como eje transversal.
También dijo que se trata de una misión «con la Biblia en la mano» y con laicos que colaboraren con la transformación de la sociedad civil, y, ante la pregunta si el Documento sufrió modificaciones, el sacerdote respondió: «Las grandes líneas, los grandes consensos, permanecen inalterables». Reclamó en este sentido leerlo en forma integral y no por temas.
Mientras que el presidente de la Comisión Episcopal de Fe y Cultura de Argentina, monseñor Guillermo Rodríguez-Melgarejo, obispo de San Martín, comparó las conclusiones de Puebla y Aparecida; el vicepresidente segundo del Episcopado, monseñor Agustín Radrizzani, obispo de Lomas de Zamora, aclaró que la misión no tiene carácter proselitista por el número de fieles que «nuestra Iglesia perdió» y abarca a todos los estamentos.
Participaron del acto, representantes eclesiásticos, periodistas, referentes de otros credos, legisladores porteños y público en general.