SIBIU, jueves, 6 septiembre 2007 (ZENIT.org).- «La luz de Cristo ilumina a todos. Una esperanza para la renovación y la unidad en Europa», este es el mensaje que lanza la Tercera Asamblea Ecuménica de Sibiu, que se celebra del 4 al 9 de septiembre.
El encuentro internacional reúne a más de 2.100 personas, de las que 1.500 son delegados católicos, ortodoxos y protestantes de Europa.
Las anteriores Asambleas se celebraron en Basilea, 1989, y Graz, 1997. Fueron convocadas por el Consejo de las Conferencias Episcopales Europeas (CCEE) y por la Conferencia de las Iglesias Europeas (KEK).
La cita de Sibiu, designada junto a Luxemburgo capital europea de la Cultura 2007, es el punto de llegada de un itinerario en cuatro fases. Un proceso entendido como peregrinación simbólica, que ha tocado los lugares de las diversas tradiciones cristianas de Europa. Roma, para el catolicismo, Wittenberg para el protestantismo y Sibiu para la ortodoxia.
Los delegados están trabajando en nueve foros sobre cada uno de los capítulos de la Carta Ecuménica. El programa prevé tres jornadas de trabajo en los foros. El 5 de septiembre el tema es «La luz de Cristo y la Iglesia», con foros sobre unidad, espiritualidad y testimonio; al día siguiente, sobre «La luz de de Cristo y Europa» y los foros versarán sobre la dimensión global: creación, justicia y paz.
En su saludo, el cardenal Josip Bozanić, vicepresidente del CCEE, dirigiéndose a los habitantes de la ciudad, dijo: «Conocemos las tragedias que habéis pasado incluso recientemente, y las dificultades actuales de vuestro país, debido a la diversidad de historia, culturas, lenguas y confesiones cristianas, pero sabemos también que vuestro país tiene una vocación única de ser puente de diálogo entre los mundos latino y oriental».
«En estos días, compartimos la gran responsabilidad de afrontar juntos los grandes desafíos de Europa y del mundo con la luz que viene del Evangelio. En estos días, queremos convertirnos en una sólida red ecuménica europea, que puede apoyarnos en este momento de la historia también tras el encuentro de Sibiu».
Por su parte, Margarethe Isberg Deputy, vicepresidenta de la KEK y decana de Västerås, perteneciente a la Iglesia de Suecia, dijo que «en estos días compartimos todos una gran responsabilidad; hemos sido elegidos para representar a nuestras Iglesias y participar en su nombre».
«Os invitamos a implicaros, deseosos de aprender y compartir, y volveréis a casa renovados, y vuestra Iglesia y el movimiento ecuménico se beneficiarán de ello», añadió.
Monseñor György Jakubinyi, arzobispo católico de Alba Iulia (Rumanía), dijo: «En el curso de la historia, los cristianos han hecho lamentablemente todo aquello contra lo que luchó Pablo toda su vida: han roto en pedazos la túnica sin costuras de Cristo. La división entre los cristianos es un escándalo que ha durado hasta hoy».
«Y por esto sostenemos que el nacimiento del movimiento ecuménico en nuestra época es obra del Espíritu Santo», subrayó.
Monseñor Christoph Klein, obispo de la Iglesia Evangélica de la Confesión de Augusta, en Rumanía, recordó en cambio que a su Iglesia se la conoce como la de los «Siebenbürgen Saxons», los fundadores de la ciudad en el siglo XII.
«Aquí hay que descubrir seguramente algo de los tesoros del sabio pueblo del Este que pueda enriquecer a los sabios del Oeste, y viceversa», indicó monseñor Klein.
Sobre el tema de la Asamblea, Laurenţiu Streza, arzobispo de ortodoxo de Sibiu y metropolita de Transilvania, dijo: «En Jesucristo y en su luz, los cristianos sienten la necesidad de unidad y de experimentar la luz que irradia de Jesucristo, ‘Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero’ como atestigua el Credo de Nicea (325).
En este contexto, añadió, la expresión «La Luz de Cristo resplandece sobre todos» que los creyentes ortodoxos usan en su Iglesia, no es sólo una exclamación sino también una proclamación llena de alegría y de esperanza.