Obispos de Uruguay ante el aborto: «Defendiendo la vida humana ganamos todos»

FLORIDA, miércoles, 14 noviembre 2007 (ZENIT.org).- Publicamos la declaración que han emitido los obispos de Uruguay en pleno debate en el país sobre el aborto. El documento lleva por título: «Defendiendo la vida humana ganamos todos».

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Ante el trámite del Proyecto de Ley de «Salud Sexual y Reproductiva», que favorece la práctica del aborto, los obispos del Uruguay queremos expresar:

1. Hoy en día, gracias a modernas tecnologías, todos podemos apreciar el maravilloso desarrollo de la vida humana en el interior de una madre junto a la esperanza que trae una vida en gestación, especialmente cuando una mujer la abraza, la familia se ilusiona y la sociedad le brinda protección. Ese pequeño ser es ya sujeto de derechos. Nuestra legislación le reconoce el derecho a heredar en el caso de que el padre fallezca durante su gestación. No es «algo» sino «alguien». Por lo tanto no se puede ejercer sobre él un derecho absoluto de propiedad.

2. No desconocemos las circunstancias difíciles en que nacen muchos niños en nuestro país. Pero hay que mirar las causas de estos desequilibrios sociales, vinculados al desigual reparto de oportunidades; por lo que el 50% de niños del país están naciendo en hogares carenciados.

3. Reconociendo la dificultad de muchas mujeres que afrontan un embarazo no deseado, pensamos que esta delicada situación debe atenderse con solicitud, pero nunca enfrentándolas como un rígido dilema. Los conflictos humanos no se solucionan verdaderamente eliminando una parte, en particular cuando esta parte es un sujeto de derecho, completamente inocente e indefensa.

4. Algunos acusan a los cristianos o creyentes de «fundamentalistas» por defender el derecho de los concebidos no nacidos. Cinco siglos antes de Cristo fue el médico Hipócrates, quien se negó a poner sus conocimientos médicos al servicio de la muerte: «Tampoco daré ninguna medicina mortal, ni siquiera cuando me la pidan; además no daré consejos al respecto, ni facilitaré a ninguna mujer el aborto».

5. Nuestra postura contraria al aborto, no está fundamentada prioritariamente en premisas de orden religioso, porque el derecho de un ser humano a nacer está inscrito en la misma naturaleza humana, que en el desarrollo posterior desplegará los rasgos que son su sello de dignidad: inteligencia, libertad, responsabilidad y conciencia.

6. Legalizar el aborto no cambia lo malo en bueno. Una vez que se concreta las cosas terminan mal para todos. Se pierde una vida humana. La madre queda con heridas que no cierran fácilmente. El médico va contra la esencia de su noble profesión. La sociedad pierde una vida al no abrirle sus brazos. La cultura de la vida queda golpeada.

7. Expresamos la máxima consideración y respeto por toda mujer, que se transforma en veneración y agradecimiento cuando contemplamos su maternidad, tanto biológica como en todas las formas en que este talento femenino se prodiga en la vida social.

8. Cuando el pueblo de Israel soportó años oscuros de esclavitud y el faraón egipcio sentenció a muerte a los hijos varones, la valiente «desobediencia civil» de las parteras, encontró la manera de responder a esta política genocida, argumentando que, «como las mujeres hebreas son más robustas, cuando acudimos para asistirlas, ya dieron a luz» (Ex 1,19). Aquellas mujeres representaban el sentimiento humanitario de tantas mujeres y manos solidarias que en cada etapa de la historia han colaborado para engendrar, alentar o adoptar vidas humanas frágiles en medio de angustias, sin doblegarse ante ningún faraón.

9. Los uruguayos necesitamos multiplicar señales de amparo a la vida humana en medio de la emigración y el invierno demográfico que comprometen el futuro. El bienestar de nuestro pueblo requiere hijos e hijas que alegren los hogares, colmen las aulas y espacios educativos o de esparcimiento. Estamos a favor del desarrollo integral de la vida humana, que como obispos católicos la miramos desde la perspectiva de Jesucristo, que ha venido al mundo para traer vida digna y abundante.

Florida, 12 de noviembre de 2007

Mons. Carlos María Collazzi sdb
Obispo de Mercedes
Presidente de la CEU

Mons. Raúl Scarrone
Obispo de Florida
Vicepresidente de la CEU

Mons. Nicolás Cotugno sdb
Arzobispo de Montevideo

Mons. Pablo Galimberti
Obispo de Salto

Mons. Julio Bonino
Obispo de Tacuarembó

Mons. Rodolfo Wirz
Obispo de Maldonado-Punta del Este

Mons. Orlando Romero
Obispo de Canelones

Mons. Francisco Barbosa
Obispo de Minas

Mons. Arturo Fajardo
Obispo de San José de Mayo

Mons. Roberto Cáceres
Obispo Emérito de Melo

Mons. Daniel Gil
Obispo Emérito de Salto

Mons. Hermes Garín
Obispo Auxiliar de Canelones

Mons. Heriberto Bodeant
Obispo Auxiliar de Salto

Mons. Martín Pérez Scremini
Obispo Auxiliar de Montevideo

Mons. Luis Del Castillo sj
Obispo de Melo
Secretario General de la CEU

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ZENIT Staff

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