La guerra y la injusticia no desaniman a los católicos

Congreso mundial de los agentes eclesiales por la justicia y la paz

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 27 noviembre 2007 (ZENIT.org).- Las guerras y las injusticias no desaniman a los católicos comprometidos en la edificación de un mundo más justo y solidario, según se ha podido constatar en el segundo Congreso mundial de los agentes eclesiales por la justicia y la paz.

El encuentro fue convocado del 22 al 24 de noviembre en Roma por el Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz para revisar y aplicar la encíclica «Populorum Progressio», en el cuadragésimo aniversario de su publicación por parte del Papa Pablo VI.

«La indescriptible carga de sufrimientos de las nuevas guerras fratricidas, la sangrienta irrupción del terrorismo en el escenario mundial, el persistente aumento de las escandalosas desigualdades entre los países más pobres y los más ricos no deben llevar a un sentimiento de desesperante y paralizante impotencia», explica el comunicado final enviado por los organizadores a Zenit.

«Nuestro tiempo ofrece también oportunidades únicas y muy prometedoras para el desarrollo integral y solidario de la humanidad», ha afirmado el cardenal Renato R. Martino, presidente de ese Consejo vaticano, ilustrando las conclusiones.

Participaron en el encuentro más de trescientos delegados de más de ochenta países de los cinco continentes, junto a decenas de cardenales y prelados de todo el mundo.

Según el purpurado, «no hay que demonizar la globalización: puede representar una gran oportunidad, a condición de que sea orientada verdaderamente a la solidaridad global y a la justicia social, en la perspectiva del bien común universal de la única familia de los pueblos».

«El desarrollo de la ciencia y de la técnica pueden ayudar también mucho, mientras los descubrimientos de la medicina son capaces de afrontar con éxito el problema de enfermedades endémicas y de las pandemias».

«Además, cada vez hay más conciencia de que el desarrollo es ante todo un problema moral», explica el purpurado.

Haciendo referencia a la encíclica sobre la esperanza que publicará Benedicto XVI el próximo 30 de noviembre, el cardenal Martino subrayó que «la esperanza cristiana es la fuerza que Dios nos da para realizar su proyecto de amor sobre el hombre y sobre la historia, del que forma parte íntimamente el desarrollo integral y solidario».

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ZENIT Staff

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