«El ecumenismo es una obligación sagrada», constata el cardenal Kasper

Lo expuso ante el colegio de cardenales reunidos con el Papa

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 2 diciembre 2007 (ZENIT.org).- El ecumenismo «no es una elección opcional sino una obligación sagrada». Lo recordó el cardenal Walter Kasper, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad entre los Cristianos, en la reunión de cardenales con Benedicto XVI que tuvo lugar el pasado 23 de noviembre en el Vaticano.

«El resultado más significativo del ecumenismo en los últimos decenios, y también el más gratificante, no son los diferentes documentos sino la fraternidad recuperada, el hecho de que nos hemos descubierto de nuevo hermanos y hermanas en Cristo, hemos aprendido a valorarnos y a caminar juntos la vía hacia la unidad plena», explicó el cardenal alemán.

«En este camino, la cátedra de Pedro se ha convertido en los últimos cuarenta años un punto de referencia cada vez más importante para todas las Iglesias y todas las comunidades eclesiales», expuso.

«Si al entusiasmo inicial le siguió una actitud de mayor sobriedad esto significa que el ecumenismo se ha convertido en más maduro, más adulto», hizo ver.

«El ecumenismo es ahora una realidad cotidiana, percibida como una normalidad en la vida de la Iglesia», reconoció el purpurado.

El cardenal mencionó «las relaciones con las antiguas Iglesias orientales y con las Iglesias ortodoxas del primer milenio, que nosotros reconocemos como Iglesias ya que a un nivel eclesiológico han mantenido como nosotros la fe y la sucesión apostólica».

En segundo lugar recordó las relaciones con las comunidades eclesiales nacidas directamente o indirectamente -como las Iglesias libres- por la Reforma del siglo XVI. «Estas han desarrollado una eclesiología propia tomando como fundamento la Sagrada Escritura», explicó.

Finalmente, «la historia reciente del cristianismo ha vivido la llamada tercera ola, la del movimiento carismático y la del movimiento pentecostal, surgidos a inicios del siglo XX y difundidos en el mundo con un crecimiento exponencial», ilustró.

«El ecumenismo se encuentra ante una realidad variada y diferenciada, caracterizada por fenómenos muy distintos según los contextos culturales y las iglesias locales», dijo el cardenal.

En este sentido, informó que con las Iglesias que se separaron de Roma en el primer milenio, el diálogo se ha concentrado en la eclesiología o concepto de «comunión eclesial» y anunció que en Damasco, del 27 de enero al 2 de febrero del año 2008, se discutirá un borrador de un documento sobre «Naturaleza, constitución y misión de la Iglesia».

La buena noticia, recordó el cardenal, es que después de casi 1500 años de ausencia de diálogo se ha retomado el contacto con estas Iglesias.

Refiriéndose después al diálogo con Iglesias ortodoxas, separadas de Roma en 1054, resaltó entre otras realidades la relación con el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla y «la concesión para uso litúrgico de edificios de culto por parte de la Iglesia católica a cristianos ortodoxos que viven en la diáspora como signo de hospitalidad y comunión».

Finalmente el cardenal recalcó las «redes espirituales» que se crean alrededor de monasterios como Chevetogne, Bose o Taizé, recordando que «emergen así, al lado de diálogos oficiales a veces difíciles, nuevas formas de diálogo prometedoras».

 

Por Miriam Díez i Bosch

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ZENIT Staff

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