Monseñor Giussani, un educador adelantado según los signos de los tiempos

El fundador de Comunión y Liberación celebrado por la Iglesia en el mundo

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ROMA, miércoles, 27 febrero 2008 (ZENIT.org).- Tres años después de su muerte, el 22 de febrero de 2005, la figura de monseñor Luigi Giussani, fundador de Comunión y Liberación (CL) fue recordada por la Iglesia los cinco continentes.

En Italia, en Roma, Milán, Bolonia y Génova, los cardenales Camillo Ruini, Dionigi Tettamanzi, Carlo Caffarra y Angelo Bagnasco, recordaron al valiente y fiel sacerdote lombardo.

En el sitio de Comunión y Liberación, se cuentan más de 200 iglesias, basílicas y catedrales de diversas ciudades del mundo donde «don Giussani» (como le llaman sus hijos espirituales) ha sido conmemorado.

En Milán, en el instituto «Giovanni Berchet», donde Giusssani enseñó religión de 1955 a 1967, y donde nació el primer núcleo de jóvenes que llevaría a la fundación de CL, se descubrió una placa recuerdo.

El cardenal Camillo Ruini, obispo vicario del Papa para la diócesis de Roma, en la celebración eucarística que tuvo lugar el 23 de febrero en San Juan de Letrán, comentó: «El tiempo pasa veloz pero en la memoria no se debilita y no empalidece la fuerza de una presencia que está viva más que nunca».

«Monseñor Giussani, en el misterio del amor de Dios, está con nosotros y en medio de nosotros –añadió–. Está con nosotros con esa pasión por Cristo que ha fascinado, animado y guiado toda su vida».

«No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva», dijo el vicario de Roma, recordando las palabras con las que Benedicto XVI abre la encíclica Deus caritas Est.

«Representan sin ningún forzamiento la síntesis de la experiencia, del pensamiento, del apostolado y de la vida entera de este sacerdote ambrosiano», reconoció el purpurado.

«La pasión por Cristo en don Giussani –subrayó– ha sido siempre, sin la mínima discontinuidad, pasión por la Iglesia, adhesión a la Iglesia, vida en la Iglesia y por la Iglesia».

Según el cardenal Ruini, el encuentro de don Giussani con Cristo ha sido siempre algo muy concreto, y la Iglesia «es una realidad absolutamente próxima a cada uno» es «el entero cuerpo del Señor» y «encuentra su síntesis visible en la persona del Papa».

«Ha sido cuanto menos una coincidencia feliz, y ciertamente a él muy grata –concluyó el vicario de Roma– que la existencia terrena de don Giussani se haya cumplido en la fiesta de la Cátedra de San Pedro».

La fidelidad y el amor por la Iglesia fue subrayada también por el sucesor de don Giussani, don Julián Carrón, quien en el mensaje leído en San Juan de Letrán escribe: «Deseamos servir a la Iglesia de Roma, nuestra madre, con todo el entusiasmo y la inteligencia de la fe que hemos descubierto gracias al carisma de don Giussani».

El 22 de febrero, en Bolonia, en la catedral de San Pedro, el cardenal Carlo Caffarra de dirigió a los fieles de CL diciendo: «Cuando pienso en monseñor Giussani, muy a menudo lo veo arrodillado delante del Papa en la Plaza de San Pedro».

«Me parece que fue la última vez que habló en público: había hablado del hombre como mendigo de Cristo», recordó el arzobispo de Bolonia.

«Esta la conclusión de una vida que ha vivido el misterio que hoy celebramos: estar de rodillas ante Pedro porque ves en él la presencia de Cristo. Amad así a la Iglesia: amadla con este afecto profundo al Papa», concluyó.

Por Antonio Gaspari, traducido del italiano por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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