GÉNOVA, lunes, 19 mayo 2008 (ZENIT.org).- En tiempos de globalización, la Iglesia debe dar testimonio de comunión, conscientes de que todos los hombres y mujeres son hijos de un mismo Padre, dijo Benedicto XVI al culminar la visita pastoral que realizó este domingo a la ciudad italiana de Génova.
En la tarde, el Papa celebró la eucaristía de la Santísima Trinidad en la Plaza de la Victoria de Génova con la participación de casi cien mil personas.
Su homilía se convirtió en una reflexión sobre la vida y la coyuntura actual a la luz de Dios.
«El ser humano no se realiza en una autonomía absoluta, creyéndose que es Dios, sino al contrario, reconociendo que es hijo, criatura abierta, dirigida a Dios y a los hermanos, en los que encuentra la imagen del Padre común», aclaró.
«Este concepto de Dios y del ser humano se encuentra en el fundamento de un modelo correspondiente de comunidad humana, y por tanto de sociedad·, siguió diciendo.
«Es un modelo que precede a toda reglamentación normativa, jurídica, institucional, incluso a las diversas características culturales. Un modelo de familia humana transversal a todas las civilizaciones, que nosotros cristianos expresamos normalmente desde niños afirmando que los seres humanos son todos hijos de Dios y por tanto, hermanos», aseguró.
Por eso, aclaró, «en una sociedad que se halla entre la globalización y el individualismo, la Iglesia está llamada a ofrecer el testimonio de la «koinonia», de la comunión. Esta realidad no viene «de abajo», sino que es un misterio que tiene, por decir así, «la raíces en el cielo»: precisamente en Dios uno y trino».
El Papa concluyó su visita pastoral exhortando a la Iglesia de Génova a estar «unida y a ser misionera, para anunciar a todos la alegría de la fe y la hermosura de ser Familia de Dios».
«Mirad al futuro con confianza y tratad de construirlo juntos, evitando roces y divisiones», dijo antes de tomar el el avión de regreso a Roma. La visita pastoral había comenzando la tarde anterior en la ciudad de Savona.