El Papa defiende la participación activa de cada persona en el desarrollo mundial

En su discurso a la Fundación Centesimus Annus-Pro Pontifice

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 2 junio 2008 (ZENIT.org).- Ante el beneficio sólo individual o formas de colectivismo abusivas, Benedicto XVI pide que se permita la «participación responsable y activa» de todo ser humano en el proceso de desarrollo mundial.

Y es que es necesario que «en el centro de toda programación económica» «esté siempre la persona, creada a imagen de Dios y por Él querida para custodiar y administrar los inmensos recursos de la creación», subrayó al recibir el sábado, en audiencia, al congreso internacional anual de la Fundación Centesimus Annus-Pro Pontifice.

«El capital social y el desarrollo humano» ha sido el tema de esta cita, que, como constató el Papa, se ha orientado a profundizar en la necesidad de «promover un desarrollo global atento a la promoción integral del hombre», evidenciando también «la contribución que pueden dar asociaciones de voluntariado, fundaciones sin ánimo de lucro y otros sujetos comunitarios» que buscan una sociedad más solidaria.

De hecho «es posible un desarrollo armónico -expresó el Papa- si las opciones económicas y políticas tienen en cuenta los principios fundamentales que lo hacen accesible a todos», en particular «los principios de la subsidiariedad y de la solidaridad».

«Sólo una cultura compartida de la participación responsable y activa puede permitir a cada ser humano sentirse no destinatario o testigo pasivo, sino activo colaborador en el proceso de desarrollo mundial», advirtió.

Y «el hombre debe gestionar los recursos que Dios le ha confiado poniéndolos a disposición de todos –puntualizó–. En otras palabras, es necesario evitar que el beneficio sea solamente individual o que formas de colectivismo opriman la libertad personal».

«Jamás el interés económico o comercial debe convertirse en exclusivo –alertó–, porque acaba por perjudicar la dignidad humana».

En un contexto globalizador que alcanza cultura, economía, finanzas y política, «el gran desafío actual es ‘globalizar’ no sólo los intereses económicos y comerciales -exhortó el Santo Padre–, sino también las expectativas de solidaridad, en el respeto y en la valoración de la aportación de todo componente de la sociedad».

Por eso, y para evitar que el crecimiento económico se desgaje de la búsqueda de un desarrollo social y humano integral, también la Iglesia, en su doctrina social, «subraya la importancia de la aportación de los cuerpos intermedios según el principio de subsidiariedad, para contribuir libremente a orientar los cambios culturales y sociales y orientarlos hacia un auténtico progreso del hombre y de la colectividad», expresó.

Objetivo prioritario de Centesimus Annus-Pro Pontifice es, precisamente, la difusión del conocimiento de la doctrina social de la Iglesia, especialmente «entre aquellas personas que disponen de colaboradores y dependientes», confirmó, en su saludo al Papa, el presidente de la Fundación, el conde Lorenzo Rossi di Montelera.

De ahí la actividad formativa, en colaboración con la Pontificia Universidad Lateranense: en Italia ha comenzado la Fundación el octavo ciclo de cursos en doctrina social para laicos y el tercero para sacerdotes. Iniciativa similar se desarrolla desde hace dos años en los Estados Unidos, en colaboración con la Catholic University of Washington.

Con sede en el Estado de la Ciudad del Vaticano, la Fundación de religión y de culto Centesimus Annus-Pro Pontifice (www.centesimusannus.org) busca colaborar en la difusión de los valores humanos, éticos, sociales y cristianos como se exponen en la Encíclica Centesimus Annus. En particular promueve la doctrina social de la Iglesia en los sectores profesional y empresarial.

Por Marta Lago

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ZENIT Staff

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