Cardenal Martino: Las migraciones, desafío y oportunidad

Intervención en el Congreso continental africano en Nairobi, Kenia

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NAIROBI, miércoles, 4 junio 2008 (ZENIT.org).- Las migraciones son un desafío y una oportunidad, y por esto merecen ser comprendidas en toda su complejidad. Es este el mensaje lanzado por el cardenal Renato Raffaele Martino con motivo del Congreso continental africano, que tiene lugar en Nairobi, Kenia, del 3 al 5 de junio. 

El purpurado, presidente del Consejo Pontificio de la Pastoral para los Migrantes e Itinerantes, intervino este martes en el encuentro, sobre el tema «Por un mejor cuidado pastoral de los migrantes y refugiados en África al alba del tercer milenio», organizado por el Consejo Pontificio, en colaboración con la Comisión para los Migrantes, Refugiados y Marítimos de la Conferencia Episcopal keniana. 

«Es verdad -observó- que el fenómeno de las migraciones, tanto voluntarias como forzadas, ha formado siempre parte de la historia humana, pero recientemente ha asumido una dimensión estructural y universal, con significados cada vez más complejos». 

Por este motivo, el continente, los gobiernos y las organizaciones internacionales están llamados a afrontar tal fenómeno y sus «especiales desafíos y oportunidades». 

A pesar de que la cuestión migratoria es hoy el centro de discusiones y debates, según el purpurado «queda la sospecha de que el fenómeno de las migraciones pueda no ser percibido en toda su complejidad». 

Los políticos y los administradores estatales concentran de hecho la propia atención «casi exclusivamente en las estrategias y los mecanismos para el control y la contención de estos movimientos de personas», y cuando los medios de comunicación sacan a la luz la cuestión se puede a menudo evidenciar «un excesivo énfasis en los aspectos más dramáticos de sus costes humanos y sociales, es decir en la muerte, criminalidad, prostitución, terrorismo político, extrema pobreza y las consiguientes reacciones sociales, violentas o xenófobas, asociadas a las migraciones». 

Según el cardenal, no se puede hablar de las migraciones humanas ignorando las causas en la raíz del problema y sus consecuencias socioculturales, que «incluyen un elenco largo y espantoso que exige una acción urgente: extrema pobreza, desequilibrios demográficos, tendencias nacionalistas extremistas, paro estructural, interdependencia financiera, hostilidad y violencia contra los inmigrantes, los prófugos y los extranjeros en general». 

Estando muy cercana y atenta a la cuestión, la Iglesia desea aprovechar el Congreso de Nairobi para reflexionar «una vez más sobre su antiguo y al mismo tiempo nuevo mensaje universal mediado a través de las iniciativas pastorales que demuestran su asistencia materna en este sector». 

«La Iglesia está llamada a redescubrir y a vivir en profundidad su dimensión católica», es decir «un testimonio dinámico del Evangelio para llevar el mensaje de la comunión universal a todas las naciones, y una unidad libre de fronteras geográficas, históricas y culturales», constató el cardenal. 

Esta misión, subrayó, «no trata de eliminar las diferencias legítimas, sino de hacerlas realidad y de respetar la legítima identidad de cada persona». 

Desde este punto de vista, el cardenal Martino subrayó «la atención de la Iglesia a la cultura y a la lengua del extranjero, para promover su dignidad y defender sus derechos fundamentales», así como la «visión ‘providencial’ de las migraciones en la construcción del Reino, el concepto de comunión pentecostal que acoge todas las diversidades, la aportación de todos, inmigrantes y refugiados, al diálogo y a la paz entre los pueblos» 

El purpurado destacó «la dimensión positiva de las migraciones humanas en la perspectiva de la acción pastoral específica de la Iglesia», expresada en la Instrucción

Erga migrantes caritas Christi, emitida por el Consejo Pontificio de la Pastoral para los Migrantes e Itinerantes en 2004, que exhorta a «una nueva e inspirada interpretación del fenómeno migratorio», definido como «desafío sin precedentes» (n. 34). 

Documentos como la Exsul Familia, la Gaudium et Spes, la Pastoralis Migratorum Cura y ahora la Erga Migrantes Caritas Christi, recordó, indican «la continuidad y la relevancia de la enseñanza de la Iglesia, y su aportación sustancial a las cuestiones de las migraciones». 

Con la Erga Migrantes Caritas Christi, «la comunidad eclesial está llamada a hacerse cada vez más consciente de su misión universal en el mundo y en la historia, ante Dios y la humanidad, confiando en que, al final, los migrantes serán un vehículo de unidad y de paz en un mundo cada vez más unido por vínculos de solidaridad». 

La instrucción, añadió el purpurado, mira «a actualizar la visión de la Iglesia de la asistencia pastoral a los migrantes» y «a dar una respuesta eclesial a las nuevas necesidades pastorales de los migrantes» para transformar este fenómeno, que actualmente afecta a más de doscientos millones de personas, en «una oportunidad de diálogo y misión con vistas a la nueva evangelización». 

Del mismo modo, es necesaria «una visión ecuménica» de las migraciones, así como una atención interreligiosa, dado que los migrantes pueden pertenecer a otras confesiones cristianas o a otras religiones. 

En este sentido, uno de los temas implícitos en toda la instrucción es el del diálogo, «elemento indispensable» y «no negociable», dado que las migraciones suponen la interacción de pueblos y grupos «a niveles profundamente humanos, religiosos y culturales». 

Dialogar, concluyó el cardenal Martino, no está en oposición a la evangelización: «El diálogo de la vida, que testimonia la caridad cristiana», de hecho «exige también un despliegue». 

Por Roberta Sciamplicotti, traducido del italiano por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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