No hay alternativa al diálogo con el islam, explica el portavoz vaticano

Después de la Conferencia Islámica Mundial, celebrada en la Meca

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 15 junio 2008 (ZENIT.org).- En las relaciones entre creyentes, no hay alternativa al auténtico diálogo con el Islam para derrotar a la violencia en nombre de Dios, explica el portavoz vaticano.

El padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, ha analizado los resultados de la Conferencia Islámica Mundial, celebrada hace algo más de una semana en la Meca por iniciativa del rey de Arabia Saudí, Abdalá bin Abdelaziz.

En el último editorial de «Octava Dies», semanario del Centro Televisivo Vaticano, del que es también director, explica que esta iniciativa ya había sido anunciada por el soberano en la visita que hizo al Papa en el Vaticano el pasado 6 de noviembre.

La conferencia se enmarca en una fase preparatoria para poner en marcha un gran diálogo, empezando dentro del islam, para proseguir luego con el cristianismo y el judaísmo.

La iniciativa buscaba promover la dignidad del ser humano, la familia amenazada en su identidad y la paz entre los pueblos.

«El soberano ha puesto de relieve que algunos seguidores del islam –víctimas del extremismo– trastornan desde su interior la naturaleza del islam mismo como religión de paz», constata el portavoz vaticano.

En la Conferencia han participado una quinientas personalidades y sabios islámicos de distintas corrientes de pensamiento de todo el mundo que, en un llamamiento final, han reiterado su «no» al choque entre las civilizaciones.

Asimismo, han invitado a los responsables de los pueblos a la promoción de la cultura del diálogo.

Según el padre Lombardi, «queda un largo camino por andar para conocerse y alcanzar entendimientos en lo que respecta a los derechos de la persona; las diversidades teológicas quedarán irreducibles; las situaciones concretas de muchas minorías cristianas en tierra musulmana son dramáticas».

Sin embargo, añade el portavoz, «cuanto más se repite la afirmación y se arraiga la convicción de que en nombre de Dios no se puede odiar – sino que más bien hay que encontrarse y dialogar – es mejor».

«Juan Pablo II había indicado este camino en Asís. El camino no es fácil para los musulmanes, no es fácil para los judíos y no es fácil para los cristianos. Hay que proseguir con paciencia y valentía», concluye.

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ZENIT Staff

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