"La centralidad de la Eucaristía, tanto por la celebración digna de la Cena del Señor como por la adoración silenciosa del Sacramento, tendría que ser especialmente visible en las vidas de sacerdotes y obispos", afirmó.
"Esto llevará a los fieles a seguir vuestro ejemplo y llevaría a una apreciación más profunda de la presencia permanente del Señor en medio de ellos".
Esta presencia, afirma el Papa, es capaz de "reorientar radicalmente la forma en que los cristianos piensan, dicen y hacen en el mundo, y hace presente el significado salvífico de la muerte y resurrección de Cristo, renovando la historia y vivificando toda la creación".
"La fracción del Pan nos recuerda una y otra vez que la violencia absurda nunca tiene la última palabra, ya que Cristo ha vencido al pecado y a la muerte con su magnífica resurrección".
El Papa mostró su satisfacción al comprobar "los diversos programas que habéis iniciado para aumentar la conciencia del cambio radical que es posible cuando los cristianos dejan que toda su vida entera tome una 'forma eucarística'".
Esta espiritualidad, afirma Benedicto XVI, "abraza cada aspecto de la vida cristiana. Esto es evidente en la emergente vitalidad de los movimientos eclesiales de vuestras diócesis. Los carismas de estas asociaciones reflejan y satisfacen las particulares necesidades de nuestro tiempo".
"Las semillas del Evangelio, sembradas en vuestra región por misioneros apasionados en el siglo XVI, continúan creciendo a pesar de las condiciones que a veces obstaculizan su capacidad de echar raíces".
"Cuando llevamos valerosamente las cargas impuestas sobre nosotros en circunstancias a menudo fuera de nuestro control, nos encontramos a Jesús mismo, que nos da una esperanza que sobrepasa los sufrimientos del presente porque nos transforma desde dentro", añadió.
La misión del obispo
El Papa insistió en su discurso sobre la importancia de la figura del Obispo para que los fieles puedan afrontar las dificultades. Especialmente, les invitó a "crear un clima de afecto y confianza" con los sacerdotes.
"Vuestros sacerdotes, unidos por un vínculo especial a Cristo el Buen Pastor, son mensajeros de esperanza cristiana cuando proclaman que Jesús está vivo en medio de su pueblo para aliviar su angustia y fortalecerle en su debilidad. Os pido que les aseguréis mi cercanía espiritual cuando llevan a cabo esta tarea".
Por otro lado, el Papa les recordó su "especial misión como predicadores del Evangelio y como agentes de amor y paz en la Iglesia y en la sociedad", y les exhortó a "apoyarse mutuamente en la oración y en la colaboración efectiva a la hora de afrontar las dificultades".
De todas las necesidades de la Iglesia paquistaní, el Papa destacó la formación de los futuros sacerdotes, especialmente en lo tocante al diálogo interreligioso, ya que "tienen una responsabilidad, con todos los cristianos de Pakistán, de promover la comprensión y la confianza con miembros de otras religiones para construir foros pacíficos donde haya un diálogo abierto".
Animó también a las instituciones católicas a "seguir trabajando por el bien común del pueblo paquistaní. Así demuestran que el amor de Cristo no es una mera abstracción sino que llega a cada hombre y mujer a través de las personas reales que trabajan en las instituciones benéficas de la Iglesia".
"Ojalá que el encuentro con Cristo vivo despierte en sus corazones el deseo de compartir con los demás la alegría de vivir en presencia de Dios. Imitando a San Pablo, poder dar gratis lo que gratis se ha recibido", concluyó.
Por Inmaculada Álvarez