CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 6 noviembre 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha propuesto que musulmanes y católicos colaboren en la defensa de la dignidad de la persona en una cumbre sin precedentes entre miembros de estas dos religiones que concluyó este jueves en el Vaticano.
El Papa se reunió en el Vaticano con 29 representantes islámicos (chiíes, suníes, y de otras corrientes de diferentes países) y otros tantos católicos que han participado en el primer seminario del Fórum Católico-Musulmán, convocado por el Consejo Pontificio para el Diáĺogo Interreligioso y por los 138 representantes musulmanes que firmaron una carta dirigida a los líderes cristianos con el título «Una palabra común» (http://www.acommonword.com).
«Deberíamos cooperar en la promoción del respeto auténtico de la dignidad de la persona humana y de sus derechos fundamentales, aun cuando nuestras visiones antropológicas y nuestras teologías lo justifiquen de formas diferentes», propuso el Santo Padre.
«Hay un sector amplísimo en el que podemos trabajar juntos –aseguró–: la defensa y la promoción de los valores morales que son parte de nuestra herencia común».
«Sólo si reconocemos el papel central de la persona y la dignidad de cada ser humano, respetando y defendiendo la vida, que es un don de Dios, y que por tanto es sagrado tanto para los cristianos como para los musulmanes, encontraremos los puntos en común para construir un mundo más fraterno en el que las confrontaciones y las diferencias se arreglen pacíficamente y se neutralice el poder devastador de las ideologías», dijo.
El pontífice pidió proteger «los derechos humanos fundamentales de todas las personas por doquier. Los líderes políticos y religiosos tienen el deber de garantizar el libre ejercicio de estos derechos respetando plenamente la libertad de conciencia y de religión de cada uno».
«La discriminación y la violencia a la que todavía están sometidos los creyentes en el mundo y las persecuciones a menudo violentas a las que se ven sujetos, son acciones inaceptables e injustificables, y son más graves y deplorables cuando se llevan a cabo en nombre de Dios», aseguró el Papa.
«El nombre de Dios sólo puede ser un nombre de paz y fraternidad, justicia y amor. Estamos llamados a demostrar, con nuestras palabras y sobre todo con nuestros hechos, que el mensaje de nuestras religiones es indefectiblemente un mensaje de armonía y de entendimiento mutuo».
«Es fundamental hacerlo, porque de lo contrario debilitaríamos no sólo la credibilidad y la eficacia de nuestro diálogo, sino también nuestras mismas religiones», afirmó.
El seminario del Fórum Cristiano-Musulmán concluyó en la tarde de este jueves con una declaración común en la que los representantes de ambas religiones muestran su común apoyo a la dignidad y los derechos de la persona (Cf. Declaración Final del Foro Católico-Musulmán).