CIUDAD DEL VATICANO, lunes 10 de noviembre de 2008 (ZENIT.org).- Publicamos la traducción al español de las Proposiciones 46 a 50 de la última Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos --cuyo texto oficial está en latín--, objeto de voto personal por parte de los padres sinodales, presentadas al Papa Benedicto XVI.
El texto en latín, por su naturaleza, es reservado y no será publicado, para respetar el carácter consultivo de la asamblea sinodal. Este texto, como su nombre indica, tiene carácter propositivo.
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Proposición 46
Lectura creyente de las Escrituras: historicidad y fundamentalismo
La lectura creyente de la Sagrada Escritura, practicada desde la antigüedad en la Tradición de la Iglesia, busca la verdad que salva, para la vida de cada fiel y para la Iglesia. Esta lectura reconoce el valor histórico de la tradición bíblica. Es justamente por este valor de testimonio histórico por lo que quiere redescubrir el significado vivo de las Sagradas Escrituras destinadas también a la vida del creyente de hoy.
Tal lectura de la Escritura se diferencia de las "interpretaciones fundamentalistas", que ignoran la mediación humana del texto inspirado y sus géneros literarios. El creyente, para usar con fruto la Lectio Divina debe ser educado en "no confundir inconscientemente los límites humanos del mensaje bíblico con la sustancia divina del mismo mensaje" (cf. Comisión Pontificia Bíblica, La interpretación de la Biblia en la Iglesia, I F).
Proposición 47
La Biblia y el fenómeno de las sectas
Experimentamos una profunda preocupación respecto al aumento y mutación del fenómeno de las sectas. Las sectas de diverso origen, de hecho, parecen ofrecer una experiencia de la cercanía de Dios a la vida de la persona y prometen una felicidad ilusoria a través de la Biblia, a menudo interpretada de modo fundamentalista. Proponemos:
-mediante una correcta hermenéutica vital de las páginas bíblicas, intensificar la actividad pastoral para proporcionar al alimento de la Palabra a los fieles que la buscan.
-aprender de la rica experiencia de los primeros siglos de la Iglesia que sin embargo conocieron fenómenos análogos; (cf. 1 Juan 2, 19; 4, 2-3).
-conocer mejor las características peculiares, las causas y los promotores de las sectas tal como se presentan hoy.
-ayudar a los fieles a distinguir bien la Palabra de Dios de las revelaciones privadas.
-impulsar grupos que compartan y mediten para contrarrestar la atracción de las sectas y del fundamentalismo.
Es necesario que los sacerdotes estén adecuadamente preparados para afrontar estas nuevas situaciones, haciéndoles capaces de proponer una animación bíblica de la pastoral, adaptada a los problemas que siente la gente de hoy.
Pedimos a la Santa Sede que estudie, en colaboración con las Conferencias Episcopales y las estructuras competentes de las Iglesias Orientales Católicas, el fenómeno de las sectas en su amplitud global y en sus repercusiones también locales.
Proposición 48
Biblia e inculturación
La revelación se constituyó tomando de las diversas culturas humanas los valores auténticos susceptibles de expresar la verdad que, para nuestra salvación, Dios comunicó a los hombres (cf. DV 11). La Palabra de Dios, en cuanto revelación ha introducido en las culturas el conocimiento de verdades que de otro modo hubieran permanecido desconocidas y creó progreso y desarrollo cultural. El mandato que el Señor da a la Iglesia de anunciar el Evangelio a todas las criaturas (cf. Mc 16, 15) implica el encuentro de la Palabra de Dios con todos los pueblos de la tierra y sus culturas. Esto supone el mismo proceso de inculturación de la Palabra de Dios acaecido en la Revelación.
Por tanto, la Palabra de Dios debe penetrar en cada ambiente de modo que la cultura produzca espresiones originales de vida, liturgia, pensamiento cristiano (cf. CT 53). Esto sucede cuando la Palabra de Dios, propuesta a una cultura, "fecunda como desde dentro las cualidades espirituales y las tradiciones de cada pueblo, las confirma, las perfecciona y las recapitula en Cristo" (GS 58), suscitando así nuevas expresiones de vida cristiana.
Para una auténtica inculturación del mensaje evangélico, se debe asegurar una formación de los misioneros con medios adecuados, para conocer en profundidad el ambiente vital y las condiciones socio-culturales, de modo que puedan insertarse en el ambiente, en la lengua y en las culturas locales. Corresponde en primer lugar a la Iglesia local llegar a una auténtica inculturación del mensaje evangélico, prestando atención naturalmente al riesgo del sincretismo. La calidad de la inculturación depende del grado de madurez de la comunidad evangelizadora.
Proposición 49
Misión ad gentes
La Palabra de Dios es un bien para todos los hombres, que la Iglesia no debe conservar sólo para sí, sino compartir con alegría y generosidad con todos los pueblos y las culturas, para que también ellos puedan encontrar en Jesucristo la vía, la verdad y la vida (cf. Juan 14, 6).
Mirando al ejemplo de san Pablo, de los apóstoles y de tantos misioneros que, a lo largo de la historia, llevaron el Evangelio a los pueblos, este Sínodo reafirma la urgencia de la misión "ad gentes" también en nuestro tiempo. Un anuncio que debe ser explícito, hecho no sólo dentro de nuestras iglesias, sino en todas partes, y debe ser acompañado por el testimonio coherente de vida, la cual hace evidente el contenido y lo refuerza.
Obispos, sacerdotes, diáconos, personas de vida consagrada y laicos deben estar cerca también de las personas que no participan en la liturgia y no frecuentan nuestras comunidades. La Iglesia deber ir hacia todos con la fuerza del Espíritu (cf. I Cor 2, 5) y seguir proféticamente defendiendo el derecho y la libertad de las personas a escuchar la Palabra de Dios, buscando los medios más eficaces para proclamarla, incluso con el riesgo de la persecución.
Proposición 50
Biblia y diálogo interreligioso
El diálogo con las religiones no cristianas es un momento significativo en la vida de la Iglesia y en el diálogo con los hombres. Los monoteísmos, las religiones tradicionales de África y de Australia, las antiguas tradiciones espirituales de Asia encierran valores de respeto y colaboración que pueden favorecer mucho la comprensión entre las personas y las sociedades. Las líneas orientadoras de este diálogo están en la declaración del Concilio Ecuménico Vaticano II Nostra Aetate. El Sínodo recuerda también la necesidad de que se asegure efectivamente a todos los creyentes la libertad de profesar la propia religión en privado y en público, así como la libertad de conciencia.
Traducido del italiano por Nieves San Martín