ROMA, lunes, 17 noviembre 2008 (ZENIT.org).- Del 7 al 9 de noviembre, de celebró en el Colegio Español de San José de Roma el simposio sobre formación sacerdotal «A los 15 años de la Pastores Dabo Vobis«, la exhortación apostólica escrita por Juan Pablo II para recoger los frutos del Sínodo mundial de obispos sobre ese argumento.
El simposio ha sido promovido por la Hermandad de Sacerdotes Operarios Diocesanos del Corazón de Jesús, con ocasión de la celebración del I Centenario de la muerte del Fundador, el beato Manuel Domingo y Sol.
Con tal motivo la Hermandad convocó a los antiguos alumnos del Colegio Español, en el que viven y se forman, estudiando en diferentes universidades pontificias, sacerdotes involucrados en la formación sacerdotal en los seminarios españoles, tanto formadores como profesores, informa a ZENIT Jesús Pulido Arriero, en nombre de la Hermandad.
Unos trescientos antiguos alumnos de ese Colegio están destinados en Seminarios del mundo. En torno a cincuenta se desplazaron a Roma para participar en la Jornadas, a los que se sumaron los alumnos actuales del Colegio que lo desearon.
El director general de la Hermandad, Jesús Rico García, y el rector del Colegio, Mariano Herrera Fraile, acompañaron al cardenal Zenon Grocholewski, prefecto de la Congregación para la Educación Católica, en la sesión inaugural del Simposio.
El cardenal tuvo unas palabras de orientación y apoyo en las que subrayó la centralidad de la espiritualidad, que unifica lo que es y lo que hace el sacerdote, en la formación y en el ministerio presbiteral.
La primera ponencia estuvo a cargo del secretario de la Congregación para el Clero, el arzobispo Mauro Picenza. Su conferencia, de carácter introductivo, desarrolló los desafíos de la formación sacerdotal hoy.
En un mundo en que «se ha creado no una herejía, lo que habría hecho reaccionar rápidamente a la Iglesia, sino un clima general, una niebla que lo rodea todo», monseñor Piacenza insistió en «las condiciones» en las que es posible educar «en el verdadero sentido de la Iglesia, en el amor a la Santa Madre que nos ha engendrado y engendra a todos, en la fe y en el santo sacerdocio católico».
La segunda conferencia corrió a cargo del obispo de San Sebastián, España, Juan María Uriarte, quien disertó sobre la formación humana, fundamento de toda la formación sacerdotal. «La humanidad concreta del sacerdote es ‘humus’, el asiento connatural de las demás dimensiones. No es asiento inerte sino, a la vez, activo y receptivo. La formación en las otras dimensiones no será un aditamento superpuesto, sino arraigado en el fondo humano de la persona, en su mentalidad, afectividad, voluntad».
Luis Rubio Morán, director espiritual del Seminario mayor de Evora, Portugal, presentó la dimensión espiritual de la formación de los futuros presbíteros. Su conferencia fue «testimonial»: expuso el proyecto de formación espiritual en la etapa de estudios eclesiásticos, partiendo de una comprensión de la espiritualidad como la «vida entera del presbítero dirigida y gobernada por el Espíritu».
La cuarta ponencia, a cargo de Francisco José Andrades Ledo, se centró en «La formación pastoral: comunicar la caridad pastoral de Jesucristo Buen Pastor».
Partiendo de la afirmación de que la dimensión pastoral unifica y determina toda la formación del sacerdote porque la finalidad pastoral asegura algunos contenidos y características concretas a las otras dimensiones, el profesor de Salamanca y rector del Seminario de Mérida-Badajoz concluyó su exposición desgranando algunas claves pastorales ineludibles en la formación sacerdotal: evangelizadora, secular, inserta en la diócesis, etc.
Las ponencias concluyeron con la intervención de Lope Rubio Parrado sobre «La formación permanente como fidelidad al ministerio sacerdotal y como proceso de continua conversión».
El ponente fue rector del Colegio Español los últimos catorce años y director general de la Hermandad de Sacerdotes Operarios durante doce años.
Presentó la formación permanente con el fin de ayudar al sacerdote a estructurar su personalidad habitual, dándole elementos para su unidad y equilibrio, para que pueda asumir que el eje orientador de su vida ministerial es la «caridad pastoral».
Para ello expuso temas tan interesantes como el acompañamiento, la convivencia y la amistad, convertirse a la belleza y a la contemplación, el arte de envejecer, etc.
Además de las ponencias hubo cuatro comunicaciones de expertos: Salvador Pié-Ninot, «Los profesores de teología: su papel en la formación de los futuros sacerdotes»; Andrés García de la Cuerda, «El Seminario mayor, una comunidad eclesial educativa»; José Ignacio Blanco, «Discipulado y sacerdocio a la luz de la Carta a los Hebreos»; Juan José Rubio Villanueva, «El acompañamiento psicológico en el proceso formativo del Seminario mayor».
Monseñor José Angel Sáiz Meneses, que acompañó todo el desarrollo de las jornadas, clausuró el Simposio con un breve repaso del itinerario seguido y con un «apunte final» sobre la importancia del testimonio desde el punto de vista pedagógico.
«Hemos de plantear -dijo- un trabajo de conjunto siendo conscientes de la fuerza que tiene el testimonio». Basado en la pedagogía del aprendizaje cognoscitivo social destacó la importancia de la dimensión testimonial en la formación de los futuros presbíteros.
Las Jornadas se cerraron con la celebración de la fiesta del Reservado el día 9 de noviembre. Coincidiendo con la dedicación de la basílica de Letrán, monseñor Sáiz presidió la concelebración eucarística acompañado de los obispos Beniamino Stella, Cipriano Calderón, Juan María Uriarte, Félix del Blanco, Francisco del Río, con unos 140 sacerdotes, alumnos y antiuos alumnos del colegio, y un buen grupo de religiosas de diversas congregaciones.
Las actas del Simposio están a disposición en la página web abajo citada y aparecerán próximamente en la revista «Seminarios».
Para más información: http://www.sacerdotesoperariosorg/