CIUDAD DEL VATICANO, viernes 28 de noviembre de 2008 (ZENIT.org).- Hoy los jóvenes no están contra la Iglesia, sencillamente no la conocen, no saben nada sobre ella. Así lo manifestó el sacerdote francés Éric Jacquinet, nuevo responsable de la sección "Jóvenes" del Consejo Pontificio para los Laicos, que será una de las personas clave en la organización de la próxima Jornada Mundial de la Juventud de Madrid.
Jacquinet explica, en una entrevista al diario vaticano L'Osservatore Romano publicada en la edición de hoy, que este alejamiento de los jóvenes se debe a la "incapacidad de la familia para transmitir la fe".
El sacerdote pertenece a la comunidad del Emmanuel, y ha desarrollado una intensa pastoral con jóvenes alejados en la archidiócesis de Lyon. "En la parroquia de Vénissieux, el 65% de los jóvenes era hijo de padres separados, y los cristianos una minoría en medio de los inmigrantes. Tuvimos que evangelizar puerta a puerta", explicó.
Entre los jóvenes actualmente "existe más que una necesidad de espiritualidad, un deseo afectivo fuerte, el cual genera una cierta confusión con la experiencia espiritual. Peor esto no basta para construir personas adultas en la fe", explicó.
El nuevo responsable de organización de las JMJ las ha seguido prácticamente desde su comienzo, en Roma (1985) y Santiago de Compostela (1989).
"En Santiago era responsable de un autobús con 24 jóvenes franceses y otros tantos de la ex-Checoslovaquia. Así conocí a la Iglesia de las catacumbas: tenían permiso para viajar solo como turistas, y entre ellos había un sacerdote clandestino. Sólo dos personas del grupo conocían su verdadera identidad", relató.
Jacquinet ha participado también en Sydney, aunque esta vez "para aprender" el trabajo que le espera. "Pude ver cómo esta metrópoli australiana fuertemente secularizada se transformó por la presencia de los jóvenes en las calles. Los mismos sacerdotes locales, algunos muy escépticos, se convencieron, porque el Espíritu hizo algo grandioso y el cardenal Pell venció el reto".
Respecto a los retos que deberá afrontar la organización de la próxima JMJ, el sacerdote apuntó dos cuestiones importantes: por un lado, "la necesidad de acompañar la experiencia de las Jornadas, con el crecimiento de una fe madura".
Por otro, se ha visto la importancia de potenciar "la acogida a los peregrinos por parte de las diócesis del país de acogida", tema sobre el que ya se ha empezado a trabajar con el cardenal Antonio María Rouco, arzobispo de Madrid, y con otras diócesis españolas.
"Quiero trabajar con todos, sobre todo con las delegaciones de pastoral juvenil de los cinco continentes", añadió.
Más allá de las JMJ, Jacquinet explicó que es necesario potenciar la pastoral juvenil en todo el mundo. "Se necesitan lugares de reflexión para una generación cada vez más frágil... El problema está en la raíz, en ese vacío que los jóvenes necesitan llenar y que para colmarlo debemos dar respuestas concretas".