NUEVA DELHI, domingo 7 de diciembre de 2008 (ZENIT.org).- Monseñor Raphael Cheenath, arzobispo de Cuttack-Bhubaneshwar y encargado de restaurar la esperanza tras la grave oleada de atentados anticristianos que ha conmocionado a la India últimamente, espera que la misión de paz que comienza este jueves permita al menos a miles de desalojados volver a sus casas.
Un comunicado de la asociación caritativa Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), enviado a Zenit, explica que decenas de miles de personas en el estado de Orissa están todavía demasiado asustadas para volver a sus aldeas tres meses después de que los extremistas hindúes asesinaran a quinientos cristianos y destruyeran al menos cuatro mil viviendas y más de cien iglesias y capillas en el distrito de Kandhamal.
En una entrevista concedida a algunos exponentes de AIN, el arzobispo de Cuttack-Bhubaneshwar, se auguró que la misión de paz en Kandhamal, liderada por funcionarios indios persuada a las comunidades hindúes a reconciliarse con sus vecinos cristianos.
La misión, integrada por 150 personas y que incluye a profesores y funcionarios tanto en Orissa como en Nueva Delhi, proyecta trasladarse casa por casa para entrevistarse con la gente y paliar los miedos suscitados por los militantes hindúes que pintan a los cristianos como una amenaza al estilo de vida local, con el fin de convertir a la gente.
Según el arzobispo, la misión ofrece un raro rayo de esperanza, también porque está integrada por hindúes y cristianos.
“La misión de paz es algo que debe hacerse –afirmó–. El aspecto más prometedor es que la iniciativa nació no de nuestra comunidad sino de los otros, incluidos otros grupos religiosos”.
“Los proyectos establecidos por los coordinadores de la misión se basan en que el 50-60% de los hindúes de Kandhamal –y en otros sitios–, está muy triste por lo que sucedió, y quiere cooperar a toda costa para recuperar la normalidad”.
La crisis estalló tras la muerte, en agosto pasado, del extremista hindú Swami Laxmanananda Saraswati, que suscitó una oleada de contra católicos y protestantes.
Contrariamente a algunas voces, según las cuales las atrocidades eran una reacción espontánea a la muerte del extremista, se había preparado una iniciativa planificada con cuidado, en la que los extremistas empujaron a los hindúes de Kandhamal a tomar las armas contra sus vecinos.
Hasta este momento, poquísimos cristianos de Kandhamal han vuelto a sus casas. Los funcionarios gubernamentales les exhortan a abandonar los campos de refugiados.
“Queremos desesperadamente que la gente pueda volver a sus casas pero para que esto suceda debe haber protección –afirmó el arzobispo Cheenath–. Pedimos a la policía que permanezca en la región”.
[Traducido del italiano por Nieves San Martín]