CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 12 diciembre 2008 (ZENIT.org).- La instrucción vaticana sobre bioética publicada este viernes no busca imponer prohibiciones sino defender a la persona y orientar éticamente la investigación científica, aclara el portavoz vaticano.
El padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, ha comentado en una declaración la instrucción «Dignitas personae. Sobre algunas cuestiones de bioética», publicada por la Congregación para la Doctrina de la Fe.
«Si se lee de una manera superficial, puede dar la impresión de ser una colección de prohibiciones», reconoce el portavoz. «Pero no es así».
Como él mismo constata, desde su mismo inicio, con el título, comienza «con la afirmación fundamental de la ‘dignidad de la persona humana’, y sigue con toda una serie de afirmaciones positivas sobre la dignidad del matrimonio y de la unión personal de los esposos para dar origen a la vida, sobre los resultados positivos de la ciencia para superar las patologías de la infertilidad, sobre la investigación y uso terapéutico de las células estaminales adultas, etc.».
«En un contexto lleno de graves y fundadas preocupaciones sobre los riesgos de manipulación de la vida humana gracias a las nuevas posibilidades ofrecidas por las ciencias biológicas y médicas», reconoce el padre Lombardi «Dignitas personae» se convierte en «un poderoso rayo de luz y un manantial de confianza».
El secreto de este documento, revela, está en su «planteamiento claro y comprensible» y en la «afirmación de pocos principios esenciales», ofreciendo «un discernimiento ético seguro sobre toda una serie de situaciones complejas, muy discutidas hoy no sólo a nivel científico, sino también de opinión pública y de vida común».
Los principios básicos de la instrucción son dos: «el respeto del ser humano desde su concepción y el respeto de la transmisión de la vida a través de la unión entre los cónyuges».
«Son principios que pueden ser comprendidos por todos, pero están apoyados por la visión cristiana del hombre», reconoce el portavoz vaticano.
A favor de la vida
«La Iglesia considera que tiene que ser valiente y decidida para afirmarlos –asegura el sacerdote–. La continuidad del desarrollo del ser humano desde su concepción no deja espacio a la incertidumbre en la defensa del embrión y de su dignidad».
De este modo, «todo ser humano tiene derecho a nacer de la unión de dos padres y a no ser el producto de un laboratorio y de la capacidad técnica de un médico».
«Es una posición a favor de seres humanos pequeños y débiles, que no tienen voz y que hoy –en realidad– no cuentan con muchos que hablen a favor suyo», indica el portavoz vaticano.
A favor de la ciencia
«Es una posición exigida por el actual desarrollo de la biología y de la medicina aplicada a los problemas del inicio de la vida humana, y es de amplias miras», insiste.
«Da una contribución no sólo lícita, sino necesaria, para orientar de manera positiva el compromiso de la investigación y de la medicina» y pone como «ejemplo iluminador» los grandes resultados que se están alcanzando con la utilización de las células estaminales adultas, alentada por la ética católica.
Por tanto, concluye Lombardi, «no se trata de ninguna manera de un ‘stop’ al compromiso de la ciencia a favor de la vida, sino más bien de una serie de indicaciones para que la ciencia se ponga verdaderamente al servicio de la vida y no de la muerte o de la arbitraria y peligrosa manipulación de las personas humanas».
«Es una contribución valiente, apasionada y convencida a una causa noble», remacha.