CIUDAD DEL VATICANO, lunes 15 de diciembre de 2008 (ZENIT.org).- «Se han dado significativos pasos adelante» en el diálogo con los ortodoxos sobre la relación entre el primado del Papa y la sinodalidad en la Iglesia, constata Benedicto XVI.
Así lo manifestó el pasado viernes al recibir en audiencia a los participantes en la plenaria del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, que durante la pasada semana reflexionaron sobre «Recepción y futuro del diálogo ecuménico».
En su discurso, el Papa puso de manifiesto los progresos realizados tanto en el diálogo teológico como en el crecimiento de la fraternidad eclesial y en el «espíritu de amistad» con las Iglesias ortodoxas y con las antiguas Iglesias ortodoxas de Oriente.
En este sentido, afirmó que el último documento de la Comisión Mixta Internacional para el Diálogo Teológico entre la Iglesia católica y las Iglesias ortodoxas sobre el tema «Comunión eclesial, conciliaridad y autoridad», «abre seguramente una perspectiva positiva de reflexión sobre la relación que existe entre primado y sinodalidad en la Iglesia, argumento de crucial importancia en las relaciones con los hermanos ortodoxos, y que será objeto de profundización y de discusión en reuniones próximas».
El documento, aprobado en octubre de 2007, afronta la cuestión del «pròtos – kephalé» – del «primero y cabeza» de la Iglesia – a nivel local (el obispo), regional (el Patriarca) y universal (el obispo de Roma), aplicando el Canon 34 de los Apóstoles – texto fundamental para la eclesiología oriental – a los tres niveles de forma análoga.
En este sentido constituye un acuerdo entre católicos y ortodoxos sobre una plataforma teológica, eclesiológica, común sobre la que fundar la discusión sobre el primado del Obispo de Roma.
En mismo Patriarca ecuménico Bartolomé I, con ocasión de la celebración de las primeras Vísperas presididas por Benedicto XVI en la Capilla Sixtina durante el reciente Sínodo de los Obispos sobre la Palabra de Dios, había tocado estas cuestiones subrayando que «junto al primado, la sinodalidad constituye la estructura fundamental del gobierno y de la organización de la Iglesia».
Además de ese diálogo, el Papa destacó «cómo está creciendo en estos años un sincero espíritu de amistad entre católicos y ortodoxos».
Éste se manifiesta, explica, «en los múltiples contactos establecidos entre responsables de la Curia Romana y Obispos de la Iglesia católica con responsables de las distintas Iglesias ortodoxas, como también en las visitas de altas personalidades ortodoxas a Roma y a Iglesias particulares católicas».
Diálogo con las comunidades de la Reforma
De modo particular, dentro del llamado Harvest Project, se examinaron cuatro de los frentes de diálogo que la Iglesia católica mantiene actualmente: con la Federación Luterana Mundial, con el Consejo Mundial Metodista, con la Comunión Anglicana y con la Alianza Reformada Mundial.
Sobre el estado de avance hacia una comprensión recíproca y hacia el reconocimiento de elementos de convergencia, el Papa afirmó que «nos encontramos in via, en una situación intermedia, en la que parece muy útil y oportuno un examen objetivo de los resultados conseguidos».
Es necesario, explicó el Papa, «por un lado, el discernimiento del itinerario recorrido hasta ahora, y por otro, el descubrimiento de nuevos caminos para proseguirlo, buscando juntos cómo superar las divergencias que por desgracia aún permanecen en las relaciones entre los discípulos de Cristo».
En su breve discurso de saludo al Papa, el cardenal Walter Kasper, presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, había explicado que durante los trabajos de la Asamblea se han puesto de manifiesto sobre todo «problemas de hermenéutica, es decir, de interpretación de la Palabra de Dios testimoniada en la Sagrada Escritura y en la Tradición viva de la Iglesia ; y también problemas urgentes en esta situación, que tienen que ver con la antropología y la eclesiología».
Frente a los cambios que está sufriendo el panorama ecuménico, con el surgimiento de nuevas comunidades y grupos, e incluso tendencias inéditas y tensiones, el Papa subrayó la importancia del diálogo teológico.
En este sentido, afirmó, es esencial «delinear de forma concreta las perspectivas del empeño ecuménico que la Iglesia católica pretende proseguir e intensificar con prudencia y sabiduría pastoral».
«La caridad ayudará a los cristianos a cultivar la ‘sed’ de la plena comunión en la verdad y, siguiendo dócilmente las inspiraciones del Espíritu Santo, podremos esperar llegar pronto a la deseada unidad, el día que el Señor quiera», añadió.
Por tanto, «el ecumenismo nos invita a un fraterno y generoso intercambio de dones, conscientes de que la plena comunión en la fe, en los sacramentos y en el ministerio queda como fin y meta de todo el movimiento ecuménico», concluyó.
El discurso del Papa puede leerse íntegramente en la sección de Documentación de la página web de ZENIT (www.zenit.org).