NUEVA YORK, jueves, 18 diciembre 2008 (ZENIT.org).- La Declaración presentada este jueves por Francia para despenalizar la homosexualidad ante la ONU busca, además, introducir otros reconocimientos que no están previstos por el derecho internacional, considera la Santa Sede.
Así lo ha explicado la delegación vaticana ante la asamblea general de las Naciones Unidas, aclarando que comparte el objetivo de condenar la violencia y las penas criminales contra las personas homosexuales.
Francia, acompañada de Holanda, presentó este jueves la Declaración sobre derechos humanos, orientación sexual e identidad de género, que según algunas fuentes contaría con el apoyo de 66, lo que es insuficiente para ser adoptada por la Asamblea General de la ONU, que cuenta con 192 estados.
Como contribución al debate, la delegación de la Santa Sede, guiada por el arzobispo Celestino Migliore, nuncio apostólico, afirmó en un comunicado que «aprecia el intento» de la Declaración «de condenar todas las formas de violencia contra las personas homosexuales, así como de pedir a los Estados que tomen las medidas necesarias para acabar con todas las penas criminales en contra de ellos».
Al mismo tiempo, la Santa Sede observa que la formulación de esta Declaración «va mucho más allá de este intento compartido».
«En particular –aclara la nota vaticana–, las categorías de ‘orientación sexual’ e ‘identidad de género’, utilizadas en el texto, no encuentran un reconocimiento o una definición clara y acordada en el derecho internacional».
«Si estas categorías son tomadas en cuenta a la hora de proclamar y aplicar los derechos fundamentales, crearían una seria incerteza en la ley, y socavarían la capacidad de los Estados para introducir y aplicar convenciones y criterios de derechos humanos nuevos o ya existentes», explica.
«A pesar de la justa condena y de la protección de todas las formas de violencia contra las personas homosexuales que hace la Declaración, el documento, si es considerado en su totalidad, va más allá de este objetivo y deja espacio a una incertidumbre en el derecho, planteando un desafío a las normas existentes sobre derechos humanos», indica la Santa Sede.
La nota vaticana confirma que «todo signo de discriminación injusta contra personas homosexuales debería ser evitado y pide a los Estados que eliminen las penas criminales contra ellas».
En una declaración hecha en días pasados, el padre Federico Lombardi S.I., portavoz de la Santa Sede, había explicado que el enunciado de la Declaración podría introducir otro tipo de discriminaciones (Cf. Zenit, 2 de diciembre de 2009).
«Puede convertirse claramente en un instrumento de presión o discriminación ante quien, sólo por poner un ejemplo muy claro, considera que el matrimonio entre un hombre y una mujer es la forma fundamental y originaria de la vida social y como tal ha de ser privilegiado», aclaró el padre Lombardi.
El portavoz vaticano atribuyó a este motivo la falta de apoyo que ha recibido la Declaración en la ONU.