CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 21 diciembre 2008 (ZENIT.org).- Con fecha de 5 de diciembre, el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado vaticano, en nombre del Santo Padre, envió una carta a todos los miembros de las asociaciones que integran la Unión Lumen Dei confirmando a monseñor Fernando Sebastián, arzobispo emérito de Pamplona, como comisario pontificio y «único superior legítimo» de dichas asociaciones.
En su misiva a los sacerdotes, hermanos, hermanas y matrimonios que integran esta Unión, el secretario de Estado afirma: «En su solícita providencia a favor de su Iglesia y por el bien espiritual y material de sus hijos, Dios no deja de promover familias e instituciones que faciliten a los fieles vivir intensamente su consagración a Dios y su generosa entrega al servicio de los hermanos».
Una de estas obras, añade, «con la cual se ha visto recientemente enriquecida la Iglesia de Dios, es la Unión Lumen Dei, de la cual todos vosotros, de una u otra manera, formáis parte. Os escribo estas líneas, por mandato expreso del Santo Padre, con el deseo de aclarar vuestras dudas y de expresar claramente su voluntad».
En virtud de la misión que el Santo Padre le tiene confiada, sigue el mensaje, «y en ejercicio legítimo de su competencia, la Congregación para los Institutos de vida consagrada y Sociedades de vida apostólica, con fecha 15 de mayo», nombró comisario pontificio con atribuciones de presidente general de las asociaciones ‘Unión Sacerdotal Lumen Dei’ y ‘Unión Lumen Dei’ a monseñor Fernando Sebastián Aguilar, cmr, «confiándole por el tiempo que sea necesario, a juicio de la misma Congregación, el gobierno de Lumen Dei, en toda su variada realidad, con las atribuciones necesarias para promover el bien de esa querida Institución».
»Con las presentes letras, por voluntad expresa del Santo Padre y en su nombre –insiste el mensaje–, confirmo las decisiones adoptadas por la Congregación para los Institutos de vida consagrada y Sociedades de vida apostólica, con la seguridad de que las aceptaréis fielmente, a fin de que con la leal colaboración de todos vosotros favorezcan el crecimiento y la consolidación de Lumen Dei como una institución católica, en perfecta comunión eclesial, al servicio de la evangelización y de la atención a los más pobres, así como a vuestra propia santificación».
Para lo cual el Santo Padre requiere «que todos los miembros de Lumen Dei, sacerdotes, hermanos y hermanas, y matrimonios», reconozcan al comisario pontificio «como único Superior legítimo de todas las personas e instituciones que constituyen la totalidad de Lumen Dei», y en consecuencia le presten «sincera obediencia religiosa», según piden sus Constituciones y el espíritu de sus fundadores, «viendo en él al Comisario Pontificio y al representante de la Iglesia que ha recibido el encargo –subraya- de ayudaros y guiaros en esta importante etapa de vuestra consolidación como Asociación católica».
En diálogo con la Congregación para los Institutos de vida consagrada y Sociedades de vida apostólica, y bajo la dirección del Comisario Pontificio, afirma, «debéis encontrar la forma jurídica definitiva más adecuada para Lumen Dei siguiendo las sugerencias expresadas en los últimos números de vuestras Constituciones».
El cardenal Bertone pide al Señor y a Nuestra Señora del Encuentro con Dios que ayuden a los miembros de Lumen Dei «a colaborar con sincera obediencia en esta importante coyuntura», para que todos puedan vivir su «hermosa vocación de consagración radical a Dios y de generoso servicio a los más pobres, en estrecha comunión de amor y obediencia con la Santa Madre Iglesia».
Cada uno, tendrá ocasión de hacerlo «manifestando por escrito al Comisario Pontificio la voluntad de vivir» su «vocación según las Constituciones en estrecha comunión con la Santa Madre Iglesia».
Si alguno –concluye el mensaje pontificio–, «no se sintiera animado a vivir en clara y alegre obediencia estas decisiones y recomendaciones, o creyera en conciencia que no es éste su camino, tendrá que buscar en otro lugar su camino de salvación y santificación con la luz y la gracia del Espíritu Santo».
Así mismo, el comisario pontificio dirige, acompañando la carta/mensaje del cardenal Bertone, su propia misiva «a los queridos miembros de Lumen Dei» y explica el parecer de la Santa Sede sobre el problema interno de esta asociación católica.
«Es un privilegio singularísimo, que debemos valorar y agradecer –dice monseñor Sebastián–, el que el Santo Padre haya querido ocuparse personalmente de los asuntos de Lumen Dei. En este gesto tenemos que ver la solicitud maternal de la Santa Iglesia y la asistencia de la providencia de Dios con nosotros por medio de su Iglesia».
Y se detiene en algunos puntos importantes. En primer lugar, que el cardenal Bertone «por encargo del Santo Padre, confirma las decisiones y disposiciones de la Congregación para los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apostólica en relación con Lumen Dei».
«En consecuencia –añade–, queda confirmado, con la autoridad del Santo Padre, el nombramiento del Comisario Pontificio y el final del mandato del Presidente General Interino y de su Consulta».
Y recuerda monseñor Sebastián que, en nombre del Santo Padre, «pide y reclama a todos los miembros de Lumen Dei una obediencia religiosa y confiada a estas decisiones que nuestros Superiores han adoptado para bien de Lumen Dei».
Recuerda la obligación de enviar escrito la aceptación de estas disposiciones y la manifestación de su voluntad de continuar viviendo su vocación en Lumen Dei, «según las Constituciones aprobadas por la Iglesia y en perfecta comunión espiritual y visible con la Santa Madre Iglesia».
«Comprendo –comenta el delegado pontificio- que para muchos de vosotros no va a ser fácil entender las razones de este escrito. Durante varios meses habéis estado recibiendo una información que no respondía a la verdad de la situación y puede crearos ahora dificultades que no tenían que haber existido».
«El espíritu cristiano y el verdadero espíritu de Lumen Dei y de vuestros Fundadores, os han de mover a aceptar en actitud de fe y de obediencia religiosa estas decisiones de la Santa Iglesia. Nadie en la Iglesia, y menos el Santo Padre, pueden desear la destrucción de Lumen Dei. En estas medidas tenemos que ver la mano amable de la Iglesia y la misteriosa ayuda de la providencia divina para sostener y garantizar la vida del verdadero Lumen Dei tal como lo vieron y desearon los Fundadores, tal como nace del evangelio y del corazón de nuestro Señor Jesucristo», subraya.
No sería justo tampoco pensar que el cardenal prefecto y ahora el Santo Padre, «han tomado y confirmado unas medidas tan serias sin tener graves razones para ello. La única postura cristiana es aceptar humildemente sus decisiones con confianza y verdadera obediencia», exhorta.
Por mi parte, afirma, «os puedo asegurar que, aunque hayáis oído otras cosas que han podido alarmaros y predisponeros contra mi persona, al aceptar este cargo de Comisario Pontificio, no pretendo sino obedecer yo también el mandato dela Santa Madre Iglesia y servir lo mejor que pueda al bien de Lumen Dei y al bien personal y espiritual de cada uno de vosotros, ejerciendo mi autoridad en el nombre del Señor como un verdadero servicio de caridad del que tendré que dar cuenta a Dios».
«No pretendo ninguna ventaja ni ninguna compensación espiritual ni material, sólo ayudaros a ser fieles al Señor y a servir a los más pobres en su nombre lo mejor que podamos», subraya.
«Os animo a renovar vuestra entrega a Dios en Lumen Dei con el fervor inicial, manifestando expresamente vuestro deseo de continuar como miembros de Lumen Dei en perfecta comunión interna y externa con la Iglesia de Dios», exhorta.
Y les informa de que cada uno ti
ene que enviar por escrito su aceptación a la dirección actual de la Secretaría General de Lumen Dei en Madrid (Paseo de Juan XXIII, 3; 28040 Madrid. Tfno/Fax 91 514 17 22). Por razón de claridad y de eficiencia esta manifestación escrita deben enviarla antes del 24 de enero próximo.
«No tengáis reparo en hacerlo –anima monseñor Sebastián–. Este es el verdadero camino de la fidelidad y de la paz. Procederemos con prudencia y caridad, actuando siempre fraternalmente, de acuerdo con las Constituciones de la Asociación y las orientaciones comunes y específicas dela Santa Sede. Dios nos ayudará».
«A todos os saludo fraternalmente –concluye–, a todos os acojo desde ahora con la fraternidad del Espíritu del Señor y a todos me ofrezco en la medida de mis posibilidades para vuestro bien, el bien de Lumen Dei y la alabanza de Dios en el mejor servicio a los más pobres».
Unión Lumen Dei fue fundada en los años 60 por el sacerdote español Rodrigo Molina Rodríguez, con un grupo de laicos, en Cuzco, Perú. Hoy está presente en Estados Unidos, numerosos países de América Latina y España.
Para más información:
–Carta del cardenal Bertone a los miembros de Lumen Dei
–Carta del arzobispo Fernando Sebastián a los miembros de Lumen Dei
Por Nieves San Martín