GIBRALTAR, miércoles, 6 mayo 2009 (ZENIT.org).- Cerca de cuatro mil personas asistieron este 5 de mayo a una misa que puso fin al año jubilar gibraltareño, celebrado en conmemoración del 700 aniversario del advenimiento de la Virgen de Europa. Asistieron a la celebración obispos y representantes religiosos de todo el continente.
La eucaristía, celebrada en una carpa situada en Punta Europa, en una explanada junto a la iglesia que acoge la imagen de la Virgen, no sólo congregó a una multitud de feligreses sino también a una importante representación de obispos, cardenales y sacerdotes procedentes de toda España y de Portugal, Holanda, Italia, Alemania, Francia y Rusia, según informa hoy el diario Sur.
En representación del Papa Benedicto XVI presidió la celebración, el cardenal José Saraiva Martins, prefecto emérito de la Congregación para la Causa de los Santos, que presidió la eucaristía.
La delegación española contó, entre otros, con la presencia del cardenal arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo, y del obispo de Cádiz-Ceuta, Antonio Ceballos, quienes destacaron la importancia del acto como símbolo de la unión entre los países que integran la Unión Europea.
«Esta ocasión tiene una gran importancia, no sólo porque hayamos venido representantes de distintos lugares de Europa para venerar a la Virgen, sino porque tiene el sentido de que Europa es más que un espacio de tierra, es una vinculación fuerte de raíces cristianas», señaló el cardenal Amigo antes de la ceremonia. «Estamos venerando la esencia de Europa, compuesta por distintos pueblos y distintos idiomas, pero que comparten valores comunes como la devoción a la Virgen María», añadió.
Monseñor Ceballos aseguró que se trataba de un día «muy relevante para Gibraltar y para la Iglesia europea». «Nunca debemos olvidar –añadió– los valores fundamentales que son parte de nuestra identidad y de nuestra propia genética».
El cortejo partió hacia la carpa pasadas las 18.30 horas. Los monaguillos, con antorchas e incienso, precedían a la Virgen, portada por miembros del Regimiento Real y escoltada por cuatro de los doce integrantes de la Orden del Santo Sepulcro en Gibraltar, que vestían sus capas blancas con cruces de Jerusalén en el hombro.
Les seguían un centenar de representantes eclesiásticos, rectores de santuarios marianos y párrocos de diversos países, entre ellos muchos andaluces y campogibraltareños, un nutrido grupo de obispos y cardenales. Cerraban el desfile procesional el cardenal Saraiva y el arzobispo de Sevilla.
El obispo de Gibraltar, Charles Caruana, destacó la presencia del pastor de la diócesis de Cádiz y de sacerdotes de La Línea, San Roque, Algeciras «y de otros municipios del Campo de Gibraltar y de Málaga». Dio la bienvenida también a las autoridades presentes, como el ministro principal de Gibraltar, Peter Caruana, o el alcalde de La Línea de La Concepción, Juan Carlos Juárez.
La misa se celebró en inglés, español, portugués y latín. También hubo referencias en otros idiomas, como el alemán y el francés, cuando Caruana saludó a los asistentes de diversos países en sus idiomas respectivos. El coro interpretó la mayor parte del repertorio en inglés, mientras que las lecturas se hicieron en inglés y en español.
El cardenal Saraiva comenzó su homilía en inglés, pero prosiguió en otros idiomas. Recalcó la unidad existente «entre las gentes cristianas». «Europa -dijo- es un lugar de bienvenida y de integración». En este sentido, insistió en la coexistencia de culturas y se refirió al continente europeo como «un lugar de paz». «Después de tantas guerras y conflictos subyacentes, ha llegado un momento de celebración y de colaboración recíproca», subrayó.
Al término de la ceremonia, el cardenal José Saraiva Martins depositó en el santuario de Nuestra Señora de Europa la mayor distinción que el Papa puede conceder en el seno de la Iglesia Católica: la Rosa de oro. Esta distinción sólo es concedida, de forma ocasional, a iglesias y santuarios ilustres como muestra de especial reverencia y devoción.
Con la multitudinaria misa celebrada, Gibraltar puso punto y final a este Año Jubilar, cuya organización fue concedida por el Papa Benedicto XVI a la Diócesis de Gibraltar para hacerla coincidir con el séptimo centenario de la advocación.
Por Nieves San Martín