JERUSALÉN, jueves, 7 mayo 2009 (ZENIT.org).- Uno de los retos más importantes para Benedicto XVI cuando visite Tierra Santa esta semana será presentar el rostro de Cristo a judíos y musulmanes, según el padre David Neuhaus S.I.
El padre Neuhaus, vicario patriarcal para los católicos hebreohablantes (www.catholic.co.il), en el Patriarcado Latino de Jerusalén, ha conversado con ZENIT sobre el viaje del Papa del 8 al 15 de mayo a Jordania, Israel y los Territorios Nacionales Palestinos.
–¿Cómo se está preparando Israel para la visita? En particular, ¿cómo se están preparando los católicos hebreohablantes de Israel?
–Padre Neuhaus: Israel, como país, se está preparando para recibir a un huésped importante. La bandera vaticana ondea en las calles por las que pasará el Santo Padre. La seguridad y otras medidas son ya palpables en los lugares que visitará. La prensa está llena de reportajes sobre el Papa Benedicto, sobre el calendario de la visita, sobre aspectos de la vida de la Iglesia, y quizás más significativo, sobre la Iglesia local, que generalmente recibe poca atención en un país en el que los cristianos son sólo el 2 ó 3% de la población.
La comunidad hebreohablante católica, como la comunidad árabohablante católica, se está preparando, primero y sobre todo, para recibir a nuestro pastor, con alegría y entusiasmo. Nos estamos preparando para escuchar y observar, aprender y abrir nuestros corazones. Estamos llenos de esperanza de que el Papa nos animará y ayudará a comprender más profundamente nuestra vocación como «pequeño resto» en esta tierra que demasiado a menudo se ha caracterizado por el conflicto. Estamos muy orgullosos de que el Papa Benedicto XVI haya insistido en que viene primero y sobre todo a visitarnos y estar con nosotros.
–El Santo Padre ha pedido repetidamente oraciones por esta peregrinación y su portavoz lo llamó un viaje «decididamente valiente». ¿Piensa que hay especiales riesgos que pueden producirse en un viaje a Tierra Santa en la situación actual?
–Padre Neuhaus: Es en efecto un viaje valiente, porque hay muchos riesgos. Vivimos en medio de un conflicto político-nacional. Todas las partes están interesadas en explotar la visita del Santo Padre para servir a sus propios intereses. Se encontrará no sólo con la realidad de vida religiosa en Tierra Santa sino que también visitará a representantes tanto de Israel como de la Autoridad Palestina.
Se encontrará con dos historias muy dolorosas -en el Yad Vashem (el memorial de las víctimas de la Shoah) y en Aida Camp (un campo de refugiados palestinos desde la guerra de 1948)–. Los riesgos son claros, el Papa quiere venir como peregrino en oración por la paz y la unidad. Muchos están esperando que apoye su causa. El Papa quiere venir como pastor. Muchos escrutarán cada palabra y cada movimiento para extraer una conclusión política.
La visita tendrá que ser coreografiada con absoluta habilidad de manera que la intención del Santo Padre pueda mantenerse en un contexto en el que muchos tratarán de empujarle hacia el cenagal del conflicto e intereses estrechos. El Papa necesitará el coraje de los profetas de antaño en su confrontación con los poderes establecidos para decir su palabra de verdad y visitar esta tierra como un peregrino de paz, unidad y amor. Ojalá que las oraciones del Papa Juan Pablo II puedan fortalecer al Papa Benedicto XVI mientras sigue los pasos de su predecesor. Ojalá que esta peregrinación construya y vaya más allá que la maravillosa peregrinación de su predecesor.
–El cardenal Leonardo Sandri reveló esta semana que este viaje a Tierra Santa es algo que el Papa deseó hacer desde el principio de su pontificado. ¿Por qué es tan importante este viaje?
–Padre Neuhaus: El viaje es importante a muchos niveles diferentes. Primero, el Santo Padre viene a una tierra que es el escenario de nuestra historia de salvación, la tierra de los patriarcas, profetas y sabios del Antiguo Testamento, la tierra de Jesús nuestro Señor y los discípulos y apóstoles del Nuevo Testamento. Viene a recordarnos la importancia de estos santos lugares para nuestra identidad como cristianos, porque sirven como memoriales permanentes de la fidelidad de Dios hacia nosotros.
En segundo lugar, viene a animar y apoyar a la Iglesia madre de Jerusalén. En estas semanas, desde Pascua a Pentecostés, estamos leyendo los Hechos de los Apóstoles, en los que Jerusalén y su Iglesia son un punto de referencia constante. Debemos fortalecer a la Iglesia de Jerusalén para mantener una referencia constante con nuestros orígenes, y porque testimoniar a Jesús es esencial en la tierra en la que vivió.
En tercer lugar, el Papa viene al centro de un área problemática para mostrar el rostro de la Iglesia como promotora de justicia, de paz, y más importante, de perdón y compasión. Necesitamos esta visita especialmente para promover el perdón, tan ausente de nuestro usual discurso aquí sobre el conflicto.
En cuarto lugar, el Papa viene a promover el diálogo tanto con judíos como musulmanes.
–Este viaje será una oportunidad para el encuentro entre católicos, musulmanes y judíos. ¿Qué puede hacer el Papa para evitar malentendidos con las religiones judía y musulmana, como sucedió este año con el levantamiento de la excomunión al obispo Richard Williamson, y con el discurso de Ratisbona al principio de su pontificado que ofendió a los musulmanes?
–Padre Neuhaus: Los encuentros con autoridades judías y musulmanas son un elemento importante del viaje. Así mismo, el Santo Padre visitará los sitios importantes de las dos tradiciones religiosas, tanto el Haram al-Sharif (donde visitará la Mezquita de la Roca) como el Muro Occidental. Todo ello estará precedido por una reunión interreligiosa en la que el Papa se dirigirá a cientos de judíos, cristianos y musulmanes que trabajan por el diálogo interreligioso, la educación, bienestar, derechos humanos, democracia, tolerancia, quienes trabajan como pacificadores y promotores de justicia y reconciliación.
Tanto judíos como musulmanes esperan palabras y actos de reconciliación a la luz de las anteriores tensiones. Los momentos importantes de este deseo no estarán sólo en las visitas a las autoridades religiosas y los lugares santos para las tradiciones judía y musulmana sino también en los lugares donde el Papa encontrará el dolor de los pueblos de la región. Estos encuentros son la ocasión para que el Santo Padre muestre a nuestros hermanos y hermanas judíos y musulmanes el rostro de un hermano que habla palabras de sabiduría y amor y realiza actos de respeto y compasión.
–El Papa ha dicho que va como «peregrino de Paz» a Tierra Santa. ¿Cómo puede el pastor de la Iglesia católica ser una fuerza de paz en esta región?
–Padre Neuhaus: Este es un reto enorme en una región que demasiado a menudo parece que no quiere embarcarse en la búsqueda de la paz. El Papa no viene como un líder político sino como un líder espiritual y religioso en peregrinación. Esto quiere decir que tiene la libertad del Espíritu y puede intentar transformar la imaginación de quienes en el área no ven más allá del conflicto y la confrontación.
Es improbable que el Santo Padre tenga una nueva fórmula política que proponer a los líderes de aquí, pero no tengo duda de que puede subrayar elementos que son esenciales para la pacificación y que raramente se mencionan en el discurso político que domina nuestra región. Perdón y compasión son dos de estos elementos que el Papa, en su encuentro con israelíes y palestinos, puede ciertamente subrayar.
El Papa no viene como un rey sino como un profeta y un sabio. Esto le deja libre en cierto grado de los imperativos del poder y los intereses políticos y puede afrontar nuestra triste situación con p
alabras de verdad y amor. Si simplemente abre nuestra imaginación para ver lo que no podemos ver –que el otro es nuestro hermano en lugar de nuestro enemigo–, nos ayudará a exorcizar los demonios del temor, sospecha y odio que han invadido nuestras mentes y corazones.
–Para quienes desde fuera seguirán el viaje del Papa, ¿cuáles son los principales elementos del contexto cultural que deberían señalarse?
–Padre Neuhaus: Quizá con toda sencillez quienes lo siguen deben darse cuenta de que el Papa viene a países que no son católicos sino más bien definidos por la tradición, historia e identidad judía (Israel) y la tradición, historia e identidad musulmana árabe (Jordania y la Autoridad Palestina). Para mucha gente el Papa no es un pastor querido sino un dignatario extranjero que representa también mucho del dolor y dificultades que han caracterizado las relaciones entre judíos y católicos, por una parte, y musulmanes y católicos por otra.
Debemos orar, todos nosotros, para que esta visita sea un momento importante de transformación en la que israelíes y palestinos, judíos y musulmanes, puedan ver el rostro de Jesucristo, humilde, compasivo y siervo de sus hermanos y hermanas, en el rostro del Papa Benedicto XVI. Este es en último término el reto más importante de este viaje.
Por Karna Swanson, traducido del inglés por Nieves San Martín