AMMAN, viernes 8 de mayo de 2009 (ZENIT.org).- El Papa Benedicto XVI alabó el clima de respeto religioso existente en Jordania, durante su primer discurso nada más llegar a este país hoy, a las 14,30 horas, en presencia de los reyes Abdalá y Rania, en el aeropuerto internacional Reina Alia de Ammán.
El avión papal llegó a tierras jordanas directamente desde Roma, conforme al horario previsto. En la ceremonia de bienvenida estuvieron presentes, además de las autoridades civiles y políticas jordanas, los obispos de Tierra Santa y los miembros del Cuerpo Diplomático.
En este primer discurso, Benedicto XVI puso de manifiesto su «profundo respeto por la comunidad musulmana», en esta tierra «tan rica en historia, patria de tan numerosas civilizaciones antiguas, y profundamente llena de significado religioso para judíos, cristianos y musulmanes».
El Papa subrayó que acude a Jordania «como peregrino» a los lugares relacionados con la historia bíblica, especialmente el Monte Nebo, lugar desde el que Moisés divisó la Tierra Prometida, y Betania, lugar del bautismo de Jesús, donde bendecirá las primeras piedras de dos iglesias cristianas.
«La posibilidad de que la comunidad católica de Jordania pueda edificar lugares públicos de culto es un signo del respeto de este país por la religión y en nombre de los católicos deseo expresar cuánto aprecio esta apertura», afirmó.
Benedicto XVI destacó especialmente la labor llevada a cabo por el actual monarca, quien siguiendo el ejemplo de su padre, el rey Huseín, promueve la paz en esta región, dentro de «una mejor comprensión de las virtudes proclamadas por el Islam».
«Que su empeño por la solución de los conflictos de la región pueda seguir dando fruto en el esfuerzo por promover una paz duradera y una verdadera justicia para todos aquellos que viven en Oriente Medio», auguró a los presentes.
Jordania «está desde hace tiempo en primera línea en las iniciativas dirigidas a promover la paz en Oriente Medio y en el mundo, alentando el diálogo interreligioso, apoyando los esfuerzos para encontrar una solución justa al conflicto palestino-israelí, acogiendo los refugiados del vecino Iraq, e intentando frenar el extremismo», reconoció el Papa.
«La libertad religiosa es ciertamente un derecho humano fundamental y es una ferviente esperanza y oración mías que el respeto de los derechos inalienables y de la dignidad de todo hombre y mujer llegue a ser cada vez más afirmado y difundido, no sólo en Oriente Medio sino en todas partes del mundo», añadió.
Por último, se refirió a los últimos pasos dados en el diálogo interreligioso entre católicos y musulmanes, durante la reunión del Foro Católico-Musulmán celebrada en Roma en otoño pasado.
En aquella ocasión, los representantes de ambas religiones «examinaron el papel central llevado a cabo, en nuestras respectivas tradiciones religiosas, por el mandamiento del amor».
«Espero vivamente que esta visita y en realidad todas las iniciativas programadas para promover buenas relaciones entre cristianos y musulmanes, puedan ayudar a crecer en el amor hacia el Dios Omnipotente y Misericordioso, como también en el amor fraterno mutuo», concluyó.
Convivencia pacífica
Por su parte, el Rey Abdalá subrayó la importancia de «esta peregrinación histórica bajo el signo de la fe en el Dios único», y recordó la visita precedente de Juan Pablo II en el año 2000, año del Gran Jubileo.
El monarca jordano subrayó «el empeño preciso de favorecer de todas las maneras la coexistencia pacífica entre el mundo occidental y el mundo musulmán».
«Precisamente la división ideológica – añadió – produce indecibles sufrimientos a las poblaciones, y es obligación de los políticos y de los hombres de buena voluntad superar estas divisiones con una postura de diálogo pero también de respeto recíproco».
«Hoy es necesario un nuevo diálogo global de comprensión entre las civilizaciones», pero sobre todo «para nosotros que creemos en un solo Dios, esta es la base para la comprensión recíproca y un compromiso escrito para cumplir con el mandato de las Sagradas Escrituras».
«La fe – añadió el Rey Abdalá- es el centro de nuestra herencia cultural» y «nos da la responsabilidad hacia los demás y hacia la justicia, para dra esperanza a los pueblos y a los jóvenes».
[Por Inma Álvarez y Mirko Testa]