El Papa denuncia el "trágico" muro de separación en Tierra Santa

Exhorta a israelíes y palestinos a romper «el ciclo de las agresiones»

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BELÉN, miércoles 13 de mayo de 2009 (ZENIT.org).- «En un mundo en el que se abren cada vez más fronteras», «es trágico ver que se siguen alzando muros», denunció este miércoles Benedicto XVI al visitar el campo Aida de refugiados situado al norte de Belén.

El Papa se refería al muro de separación, construido por Israel para evitar los atentados terroristas palestinos al dirigirse a los cinco mil refugiados palestinos, musulmanes y cristianos, que le escuchaban con atención.

Por el campo pasa precisamente el muro, que había sido pintado con mensajes de bienvenida al pontífice en árabe e inglés. La pobreza de sus habitantes no les impidió dar al Papa una fiesta de bienvenida, en la que los niños fueron protagonistas.

El encuentro se desarrolló en la cancha de baloncesto de una de las escuelas del Campo, surgido en 1948, cuando se creó el Estado de Israel. Luego recibió una segunda oleada de refugiados durante la Guerra de los Seis Días, de 1967. A partir de entonces, las tiendas de campaña fueron sustituidas por casas, aunque todavía faltan algunos servicios básicos, como por ejemplo el hospital.

En esta situación dramática, Benedicto XVI quiso realizar un gesto de solidaridad concreta entregando a los refugiados 50 mil euros, que serán utilizados para construir tres nuevas aulas de la escuela masculina.

El Papa junto a un pueblo si patria

En su discurso, pronunciado en presencia de autoridades civiles, militares y religiosas, el Papa quiso expresar en primer lugar su «solidaridad a todos los palestinos sin casas, que anhelan poder regresar a sus lugares de nacimiento o vivir permanentemente en una patria propia».

«Podéis estar seguros de que recuerdo constantemente en mis oraciones a todos los refugiados palestinos del mundo, en particular los que han perdido la casa y seres queridos durante el reciente conflicto de Gaza». Mientras el Papa hablaba la brisa refrescaba una temperatura que en los precedentes encuentros había sido muy caliente.

Dos días antes de que Israel celebre los 61 años de la «nakba», su propria creación, considerada como una «tragedia» por los palestinos, el Papa confesó que comprende los sentimientos de la población.

«¡Cuánto anhelan la paz las personas de este campo, de estos Territorios y de toda la región!», exclamó.

«Vosotros ahora vivís en condiciones precarias y difíciles, con oportunidades limitadas de trabajo. Es comprensible que os sintáis con frecuencia frustrados. Vuestras legítimas aspiraciones a una patria permanente, a un Estado Palestino independiente, todavía no quedan cumplidas. Y vosotros, sin embargo, os sentís atrapados, como muchos en esta región y en el mundo, en una espiral de violencia, de ataques y contraataques, de venganzas y de destrucción continua».

«Todo el mundo desea intensamente que se rompa esta espiral, anhela que la paz acabe con las hostilidades inacabables», afirmó.

Por Roberta Sciamplicotti

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ZENIT Staff

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